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Crisis del modelo hegemónico actual.
La alternativa antropológica




Un enfermo es un ser humano de carne y hueso
que sufre, ama y sueñaMIGUEL DE UNAMUNO




En Las Leyes, la última obra que escribió (Platón, 1952) ya en la proximidad de su muerte, se describe cómo actuaban los médicos en la atención de los esclavos y de los hombres libres. Respecto de los primeros, predominaba el poco tiempo que se les dispensaba, no se les explicaba su padecimiento y se los atendía con “las bruscas maneras de un dictador”.En cambio, a los hombres libres les dedicaban más tiempo se preocupaban por ganarse su confianza y la de sus familiares y les explicaban detalladamente la naturaleza de la enfermedad y los medicamentos que les prescribían. También describe en la Apología de Sócrates las condiciones que éste le asignaba a los médicos. Una era la tekné: los conocimientos y las habilidades para curar la enfermedad quelos habilitaba como buen técnico. Pero para llegar a ser un “médico bueno” necesitaban además el medeos: el cuidado a la persona que está enferma, comportándose como persona-médico.
Después de veinticinco siglos, parece que las cosas no cambiaron mucho en la medicina, y tampoco en la sociedad. En la Argentina, el 20% más rico de la población concentra el 51% de los ingresos producidos en elpaís, mientras que el 20% más pobre se tiene que arreglar con menos del 4% (EPH, 2007). Obviamente los perfiles epidemiológicos y de atención médica de los pacientes van a ser muy distintos en un grupo y en otro. Paralelamente, el 70% de los médicos tiene tres o más trabajos y no superan en sus ingresos dos canastas básicas familiares ($ 2.400), mientras que un 8% supera los $ 25 mil mensuales.Volviendo a Platón, en los albores del tercer milenio, seguimos teniendo hombres libres y esclavos, y también médicos esclavos, porque ¿cómo tener medeos para los pacientes si apenas disponen de tiempo para el medeos hacia su propia familia?
Aristóteles decía que todos los conocimientos –según la utilización de los mismos- se podían resumir en dos saberes: el saber de servicio y el saber de poder(Aristóteles, 1952). La medicina no escapa a este concepto, habiendo generado tanto servidores de la humanidad como cómplices del poder, según se hayan ubicado del lado de los dominados o de los dominantes. Es menester que, a partir de nuestra práctica, internalicemos las redes de poder hegemonizadas en y por un positivismo cientificista. Es preciso darnos cuenta de cómo somos utilizados en nombrede ese positivismo por la “nomenklatura” médica, convirtiéndonos en aliados inconscientes, lo que puede desculpabilizarnos pero no desrresponsabilizarnos de la medicalización de la vida.
Las relaciones hegemónicas de poder no sólo medicalizan la vida de la gente, convirtiendo y reduciendo los conflictos sociales a patologías individuales, criminalizando a la víctima, responsabilizándola de todossus sufrimientos, sino que también nos medicaliza a nosotros, los médicos.
La medicalización (Conrad, 1985) no es una función de la medicina, sino más bien un requisito funcional del sistema para concretar claros objetivos de control social a través de estrategias de normatividad, disciplinamiento y estigmatización. A través de ella, el Estado y la sociedad se desrresponsabilizan de laenfermedad de sus integrantes, al transformar los conflictos sociales en patologías individuales que deben ser tratadas. La enfermedad –y la salud- pasan a ser una mercancía, que se cotiza en el mercado. La medicalización de los médicos, cuando nos opaca la visión social del proceso salud-enfermedad-atención, disuelve nuestras conciencias críticas y nuestras responsabilidades sociales, en aras de un...