Asdads

-Julián –dijo mientras veía la nuca de este, que se alejaba con la lluvia.
-¿Qué pasa? –se dio la vuelta tapándose el agua con los brazos, estaba apurado, no quería mojarse.
Nicolás hizo una pausay apretó los labios, inspiró algo de aire y miró su celular.
-Cuando llegues a tu casa, mandame un mensaje. –Pidió volviendo a guardar su celular.
-Si, papá –bromeó rodando los ojos y volviendo aalejarse.
Nicolás se pasó una mano por la cara y luego por el pelo. Era solo un niño, y el tampoco era demasiado grande; se llevarían apenas unos 5 o 6 años de diferencia, pero igualmente no podíaentender cómo alguien con el temperamento de Julián pudiese gustarle tanto.
Recordó su sonrisa y retrocedió haciendo lo mismo, rió por lo bajo pero intentó disimularlo tosiendo ya que no estaba solo enese triste y melancólico escenario de vereda. Sus últimas dos alumnas, charlaban efusivamente y reían para la calma de Nicolás. Se acercó a ellas e intercambió un par de palabras hasta que lasvinieron a buscar en autos oscuros con las luces altas y luego por fin, se retiró. Se subió al auto sacándose la capucha; estuvo apunto de prender la radio pero el goteo violento de la lluvia en el techo desu auto hacía que en su interior una paz que no encontraba en cualquier lado, le abatiera por completo. Cerró los ojos olvidándose de su penosa bronca y suspiró nuevamente con las manos en el volante.En ese momento, en otra circunstancia, Julián tendría que estar sentado en el asiento del acompañante, poniendo música, charlándole o haciéndole reír. Feliz. Pero no. Tan pronto se acostumbró a laidea, encendió el motor, quien rezongó un momento y luego por fin emprendió camino a su casa, lugar donde tampoco planeaba estar.
Nico en la familia de Julián era muy bien recibido. Era el chico lindo,carismático, conciente y maduro, amante de las artes que por ahora daba clases de teatro en un colegio de la zona; y por parte de Julián, a el también le caía bastante bien, pero siempre para Nico...