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Un buen comienzo
La azafata anunció que aterrizarían en el Aeropuerto de Canada en quince minutos.
Peter, un adolescente de quince años recién cumplidos miró la hora en su reloj, eran las siete dela mañana del día sábado 4 de julio.
Se puso la bufanda y el gorro de lana. Su mamá, sentada a su lado, guardó en su bolso de mano el libro que venía leyendo. El papá dePeter se despertó sobresaltadotras el anuncio de la azafata.Diez horas antes habían partido de uruguay. Peter pensaba en lo mucho queextrañaría su ciudad natal, sus amigos, su gente y hasta el clima, porque en montevideoestabanen verano.
Se quedarían a vivir en canada, así que tendría que hacerse nuevos amigos. De todas
formas, no se dejaría de comunicar con sus amigos de uruguay.
Se instalaron en su nuevo hoga. El lunes,tempranopor la mañana, Peter partió a su colegio situado a pocas cuadras de su casa.
Por suerte, había estudiado ingles, lo cual facilitaba la comunicación entre sus
compañeros y los profesores.Preguntó cuál era su salón, y hacia allí se dirigió, 4° 5
era su grupo.
En el primer recreo se acercaron los varones de la clase a saludarlo, Agustín y Emiliano. Enseguida se estrecharon las manos yPeter
se presentó. Cuando dijo de dónde venía, los chicos se sorprendieron y comenzaron
a hacerle preguntas acerca de las costumbres uruguallas.
A mitad de mañana entró la Directora en la clase yles contó que se iba a realizar un
Festival el viernes 24 con dos objetivos: uno de ellos era recaudar
fondos para el paseo de fin de año, y el otro, la promoción y difusión de los Derechos
Humanos.La idea era armar una feria enfrente al liceo y vender productos hechos por los
alumno. También habría un escenario para
aquellos que quisieran presentar algo y pedían la colaboración de los padresen
vender de alimentos.
Esa tarde, Peter pensaba qué podrían hacer para el Festival, a él le interesaban mucho
los Derechos de los Niños. Emiliano y Agustín lo habían invitado a diseñar algo...