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Sentía los nervios de punta, no sabía si éstos eran provocados por el miedo de estar en un lugar peligroso y lleno de gente desconocida o si eran provocados por lo que estaba a punto de vivir.Se acercó a la taquilla con billete en mano sin dejar de mirar por detrás, el temor de ser asaltado en ciudad neza era mayor que la emoción de estar ahí. La calle, aunque llena de gente ansiosa deentrar a ver la función, no perdía ese tono tétrico al estar sin alumbrado público que permitiera conocer el rostro de quien los rodeaba. Él la acercó a su cuerpo con un abrazo por la espalda parahacerle saber que la protegería, sin embargo, ella disfrutaba de escuchar los gritos que emitían los vendedores para que la gente se animara a comprar sus productos.
-¡Lleve la mascará de su personajefavorito!, ¡compre la corneta para animar al mejor!, ¡adquiera el llavero de recuerdo!, ¡no lo olvide, aquí están en 10, adentro estará en 30!
Las diversas voces de los vendedores comenzaron a ambientarel lugar, lugar que en tan poco tiempo ya se había llenado de personas impacientes por entrar a disfrutar del gran show.
Momentos antes de que la gente comenzara a acceder a la arena, no falto aquelque comenzara una pequeña disputa a causa de las personas que se metían a la fila. Al llegar a la entrada, tres personas se encontraban recibiendo los boletos, mientras que más al fondo un hombre yuna mujer se encargaban de revisar a las personas que entraban, para procurar la seguridad al interior del lugar.
Una vez adentro, habiendo escogido un buen lugar para disfrutar de la función, ambosse detuvieron a observar su alrededor. El lugar era bastante grande y comenzaba a llenarse de familias en las que no faltaba un niño o una niña con máscara, papel y pluma, listos para adquirir algunosdistraídos trazos de su personaje favorito. Por otro lado se veía como los vendedores comenzaban a salir, algunos ofreciendo palomitas, otros bebidas, máscaras, recuerdos, papas y chicharrones. El...