asdfghjkl

 Alfredo Torres era un hombre de 40 años. Trabajaba surtiendo las medicinas de las farmacias de Monterrey. Está casado con Bertha Esquivel y tiene un hijo llamado Alberto. Es feliz y trabajador. Sin embargo, tiene un secreto. Hace 20 años estuvo casado con otra mujer, de nombre Elena López, con quien, durante ese tiempo, procreó dos hijos: Alejandro y Amelia, de 19 y 17, respectivamente. Pero alos dos años de ese matrimonio cometió una infidelidad, por lo que Elena le solicito el divorcio. Por el contrato firmado hasta ese momento, Alfredo tenía la obligación de pagar una cuota para la mantención de sus dos hijos, y vaya que esto le había costado. Se las había visto muy negras en varias ocasiones, pero siempre con un espíritu incansable logó sacar adelante a sus dos familias. Ahora queen unos meses Amelia cumpliría 18, terminaba, a su vez, el contrato que los obligaba a mantenerlos. Amelia y Alex tenían una buena relación con su padre y se veían cada cierto tiempo, pero esa relación distaba mucho de la que tenían los hermanos y Alberto, el otro hermano, como usualmente le llamaban.
Y en la última vez que se habían visto para comer, habían abordado un tema que a los tres leshabía rondado la mente: El cumpleaños que marcaria la mayoría de edad de Amelia. Alex estaba estudiando una Ingeniería en la UANL, donde ya iba por su segundo semestre. Amelia, por su parte, acababa de terminar la preparatoria, por lo que era la hora de escoger una carrera. Y ella ya había escogido la carrera de Psicología.
- Papá – dijo Amelia en esa ocasión-. Sabes que con el dinero que mimamá gana en su trabajo no tenemos suficiente para ambas carreras. Ya hable con Alex y está dispuesto a trabajar para ayudarte, pero quiero que me ayudes a mí a pagar mis estudios, que después de todo, era lo que siempre nos decías, que querías que obtuviéramos un titulo cuando menos.
- Lo sé, Amelia, pero Alberto ya ha cumplido 18 y también quiere estudiar.
- ¿Y qué va a estudiar tu “otro hijo”?– dijo Alejandro, mientras giraba los ojos.
- Alex, te he pedido miles de veces que no llames así a Alberto. Aunque no lo quieran ver, es su medio hermano, además de ser muy noble y de sentimientos muy buenos.
- No lo llames nuestro hermano.- dijo indignada Amelia y se levantó y se fue.
- Aunque comparto su idea, tienes que perdonarla. Tiene muchos sentimientos en ese tema.
Y así habíaacabado esa reunión. Alfredo había tenido esa conversación en la cabeza todos los días, y en parte, se culpaba por abandonar una familia, pero él no podría pagar tres carreras simultáneamente. Un día, pasadas varias semanas de aquello, después de ir al baño, noto que entre su orina había sangre, y esto le alarmo demasiado. Los gastos de la casa eran ya de por si elevados, por unas reparaciones quehabían sido necesarias, y además, en unas semanas, sería el momento de inscribir a su hijo Alberto en la facultad de Leyes. Decidió aguantar aquella pequeña molestia y cuando sus gastos fueran ya cubiertos, entonces podría pagarse los análisis. Pero no llego ese momento. Unos días antes de que las clases comenzaran, Alfredo tuvo que ser internado de gravedad en la clínica del IMSS. El diagnosticono podía ser peor: Cáncer de próstata. Tuvo que ser operado, lo cual, a Bertha, su actual esposa, le preocupaba, pues no sabía si podrían cubrir ese gasto. Alberto salió de la sala de espera. No podía seguir con esa situación, tenía que hacer algo.
Amelia recibió una llamada de un número al cual ella no reconocía. Se hizo pasar por un extraño que buscaba a su madre. Alberto sabia que Amelia muyprobablemente lo mandara a la goma. Aunque también sabía que la señora López podría ignorarlo, por lo que hizo la voz más gruesa y se hizo pasar por doctor. En menos de veinte minutos, la familia López ya estaba en la entrada del hospital.
- ¡Y a esta! ¿Quién la dejo entrar?
Si la relación entre los medios hermanos era mala, la relación entre la ex esposa y su madre era peor aún. Se...