Asesinato En La Academia
Páginas: 10 (2313 palabras)
Publicado: 18 de junio de 2012
Esteban Schmelz
Asesinato en la Academia
Un atribulado adiós a la che
Lo decidió la Real Academia
Cambios en la ortografía: la “Y” será “YE”, la “V” “uve”
y se despiden la “CH” y la “LL”
¡Ay, mi Chelo chula, chale con Chila y su cholo espantándola con el chile; ya chole, que se echen una chela!
¡Qué chido! Todo parece indicar que a la entrañable che se la cargó la chingada.Chupó faros. Chiras pelas. Matarili. Degradada a vulgar dígrafo. Ya ni la chingan….
A dónde irán ahora esos chavos chimuelos que se iban a remar a Chapultepec con las cachondas chamaconas checas, medio chuecas por cierto, pero eso sí, bien pechugonas (por no tacharlas de chichonas), una auténtica chulada. Se acabaron los apapachos y retumba la protesta desde Campeche, Chiapas y la Chontalpa hastael norte chichimeca: hasta Chihuahua y El Chamizal, que ya es nuestro, seguro que yes, pasando por Chimalhuacán, Churubusco, Cholula, Echegaray, por Pachuca, Chilpancingo y Chapala, de Chamácuaro a Chamacuero, sin olvidarnos de Chicontepec, Chinconcuac, Chiconostoc, Chalchihuites, Pochutla y el histórico Cerro del Chiquihuite. Chin, y ya se me andaba olvidando lo lindo y rechulo que es Michoacán,purépecha puro.
No más chalupitas, chilaquiles, enchiladas, ni las exquisitas quesadillas de huitlacoche, de hechura casera, ni los suculentos chilpacholes. Tampoco –aunque sólo era en temporada de lluvias- los sabrosos chinicuiles al chipotle, preparados por doña Chona o por la Chata en su lonchería, bien lubricados con su chela, con su chesco o con algún buen chupe. ¡Ah, pero cómo nos gustael chínguere a los chilangos!
Chamulas, cholos y chontales, mexicanos todos hasta las cachas, reclaman su derecho a la che. Mejor nos la retachan, no vaya a ser que les demos chicharrón, señores de la lengua, pónganse bien truchas y recuerden al Padre Hidalgo, que por menos que eso nos mandaba a coger gachupines.
Tampoco se quedan atrás en la protesta Mocho, Chona, Chayo y Chelo, ni Chucho nidon Chon, ni Chano, Chema, Licha, Chela, Chole, Concha, Chepa y Chepina, Pancho, Juancho y Poncho, Chava, ni tampoco Tacho, Lacho, Nacho o Pacho, ni Chicho, Lencha, Huicho y Güicha, Chencho, Meche, Charo, Tencha, Lucha, Chila, Wencho, Checo, ni la Chofis ni Chabela, ni la Chacha, la China o la Chiquis, ni mucho menos Xóchitl, Chuy o Moncho; tampoco Chente, el gran ignaro, y óyeme Cachita, alláen La Habana, bailando chachachá. Ni se diga de nuestro emblemático Chapo
-que no se sabe si lo es o Loera- integrante distinguido de la lista de Forbes. (¿O la rebautizamos Chorbes?)
Airados reclamos nos llegan también desde el mundo del espectáculo y de la farándula, rubricados por Cachirulo y El Chicote (desde el más allantas), por Chachita y la Chorreada chillando a moco tendido por elde Guamúchil, firmados por el Chavo del Ocho, que por cierto es algo pocho, por el Chómpiras, claro, y por Chespirito, secundado tanto por el doctor Chapatín como, casi de más está señalarlo, por el Chapulín Colorado, la Chilindrina y la Chimoltrufia; signados además por Churumbeles, Cumbancheros y hasta Timbiriches, por Chucho Salinas, Héctor Lechuga, Chabelo -ya chocheando- la Corcholata ydesde luego por Chico Che, en su calidad de damnificado en primer grado. Claman justicia los múltiples Bichir, Chuchochoa, Ari Telch, Giménez Cacho y hasta la chismosa Chapoy, mientras que, desde la alta tribuna del Senado, la Mariquita de mi cucharón, a quien lo Rojo no le quita lo Incháustegui, interpone un punto de acuerdo. Y no decimos que qué chicho, porque suena gacho. ¡Chale!
Baste decir quepor ahí se apareció hasta María Candelaria, navegando en su piragua –que bien podría ser una chalupa- entre las chinampas xochimilcas y gritando a voz en cuello “¡la cochinita no, Lorenzo Rafáil”. (Y que no nos venga algún chingado sabelotodo a corregirnos: no, que no era la cochinita sino la marranita).
Protestan los Hugos: Chávez, verdugo del imperio, y el multipichichi Sánchez. Y ya que...
Asesinato en la Academia
Un atribulado adiós a la che
Lo decidió la Real Academia
Cambios en la ortografía: la “Y” será “YE”, la “V” “uve”
y se despiden la “CH” y la “LL”
¡Ay, mi Chelo chula, chale con Chila y su cholo espantándola con el chile; ya chole, que se echen una chela!
¡Qué chido! Todo parece indicar que a la entrañable che se la cargó la chingada.Chupó faros. Chiras pelas. Matarili. Degradada a vulgar dígrafo. Ya ni la chingan….
A dónde irán ahora esos chavos chimuelos que se iban a remar a Chapultepec con las cachondas chamaconas checas, medio chuecas por cierto, pero eso sí, bien pechugonas (por no tacharlas de chichonas), una auténtica chulada. Se acabaron los apapachos y retumba la protesta desde Campeche, Chiapas y la Chontalpa hastael norte chichimeca: hasta Chihuahua y El Chamizal, que ya es nuestro, seguro que yes, pasando por Chimalhuacán, Churubusco, Cholula, Echegaray, por Pachuca, Chilpancingo y Chapala, de Chamácuaro a Chamacuero, sin olvidarnos de Chicontepec, Chinconcuac, Chiconostoc, Chalchihuites, Pochutla y el histórico Cerro del Chiquihuite. Chin, y ya se me andaba olvidando lo lindo y rechulo que es Michoacán,purépecha puro.
No más chalupitas, chilaquiles, enchiladas, ni las exquisitas quesadillas de huitlacoche, de hechura casera, ni los suculentos chilpacholes. Tampoco –aunque sólo era en temporada de lluvias- los sabrosos chinicuiles al chipotle, preparados por doña Chona o por la Chata en su lonchería, bien lubricados con su chela, con su chesco o con algún buen chupe. ¡Ah, pero cómo nos gustael chínguere a los chilangos!
Chamulas, cholos y chontales, mexicanos todos hasta las cachas, reclaman su derecho a la che. Mejor nos la retachan, no vaya a ser que les demos chicharrón, señores de la lengua, pónganse bien truchas y recuerden al Padre Hidalgo, que por menos que eso nos mandaba a coger gachupines.
Tampoco se quedan atrás en la protesta Mocho, Chona, Chayo y Chelo, ni Chucho nidon Chon, ni Chano, Chema, Licha, Chela, Chole, Concha, Chepa y Chepina, Pancho, Juancho y Poncho, Chava, ni tampoco Tacho, Lacho, Nacho o Pacho, ni Chicho, Lencha, Huicho y Güicha, Chencho, Meche, Charo, Tencha, Lucha, Chila, Wencho, Checo, ni la Chofis ni Chabela, ni la Chacha, la China o la Chiquis, ni mucho menos Xóchitl, Chuy o Moncho; tampoco Chente, el gran ignaro, y óyeme Cachita, alláen La Habana, bailando chachachá. Ni se diga de nuestro emblemático Chapo
-que no se sabe si lo es o Loera- integrante distinguido de la lista de Forbes. (¿O la rebautizamos Chorbes?)
Airados reclamos nos llegan también desde el mundo del espectáculo y de la farándula, rubricados por Cachirulo y El Chicote (desde el más allantas), por Chachita y la Chorreada chillando a moco tendido por elde Guamúchil, firmados por el Chavo del Ocho, que por cierto es algo pocho, por el Chómpiras, claro, y por Chespirito, secundado tanto por el doctor Chapatín como, casi de más está señalarlo, por el Chapulín Colorado, la Chilindrina y la Chimoltrufia; signados además por Churumbeles, Cumbancheros y hasta Timbiriches, por Chucho Salinas, Héctor Lechuga, Chabelo -ya chocheando- la Corcholata ydesde luego por Chico Che, en su calidad de damnificado en primer grado. Claman justicia los múltiples Bichir, Chuchochoa, Ari Telch, Giménez Cacho y hasta la chismosa Chapoy, mientras que, desde la alta tribuna del Senado, la Mariquita de mi cucharón, a quien lo Rojo no le quita lo Incháustegui, interpone un punto de acuerdo. Y no decimos que qué chicho, porque suena gacho. ¡Chale!
Baste decir quepor ahí se apareció hasta María Candelaria, navegando en su piragua –que bien podría ser una chalupa- entre las chinampas xochimilcas y gritando a voz en cuello “¡la cochinita no, Lorenzo Rafáil”. (Y que no nos venga algún chingado sabelotodo a corregirnos: no, que no era la cochinita sino la marranita).
Protestan los Hugos: Chávez, verdugo del imperio, y el multipichichi Sánchez. Y ya que...
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