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»Desde el instante de la llegada de Caratal a Liverpool, supimos querecelaba peligro y estaba sobre aviso. Traía de escolta a un individuo peligroso, de apellido Gómez, que iba bien armado y dispuesto a servirse de sus armas. Este individuo llevaba encima los documentosconfidenciales de Caratal y estaba preparado para protegerlos igual que a su amo. Existía, pues, la probabilidad de que Caratal se hubiese confiado a Gómez, y sería perder energías acabar con el primerodejando con vida al segundo. Forzosamente tenía que ser idéntico su final, y nuestros proyectos a ese respecto se vieron favorecidos por la solicitud que hicieron de un tren especial. Está claro queen ese tren especial dos de los tres empleados de la Compañía estaban al servicio nuestro y que la suma que les pagamos por ello iba a permitirles gozar de independencia durante el resto de su vida. Yono llegaré hasta el punto de afirmar que los ingleses son más honrados que los naturales de cualquier otro país, pero sí afirmo que su precio de venta me ha resultado siempre más caro.
»He habladoya de mi -agente inglés. Es un hombre a quien espera un gran porvenir, a menos que algún mal de garganta se lo lleve antes de tiempo. A su cargo corrieron todas las medidas que hubo de tomar enLiverpool, mientras que yo me situé en el mesón del Empalme de Kenyon, donde aguard¿ un despacho cifrado para entrar en acción. Cuando todo estuvo dispuesto para el tren especial, mi agente me telegrafió...
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