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1. CORRUPCIÓN Y ADMINISTRACIÓN


1.1. Hacia un concepto de corrupción
Habrá quizá pocos términos más evocadores en la ciencia política que la palabra corrupción. Todo un sistema de valores sociales se resquebraja ante su simple enunciado una amplia gama de reacciones, casi siempre apasionadas, se suscita por el solo hecho de su traída a colocación.
Sin embargo, y posiblemente por eseentorno apasionado que la circunda, resulta difícil encontrar estudios o incluso opiniones que desde un punto de vista científico, y por ello distante, analicen específicamente, ya sea desde la óptica de sicología, de la psicología social, de la ciencia política o, atendiendo más a los aspectos formales, el significado y alcance del fenómeno de la corrupción. En general, las voces autorizadas en estasdisciplinas, cuando tratan las materia, se limitan a dar por hecha sus existencia en un contexto determinado para, a raíz de esto, sacar conclusiones interesadas sobre la ética de las personas o la profunda descomposición del régimen político donde se encuentra. Posiblemente debido a este componente anímico siempre presente, pocos estudios nos acercan mínimamente, no ya al conocimiento real delvicio denostado en un contexto social determinado, sino ni tan siquiera a las proximidades de su concepto.
Desde un punto de visto fenomenológico es preciso hacer un par de puntualizaciones. La primera, que la corrupción no es cuantificable más que una perspectiva estrictamente subjetiva.
La segunda puntualización afecta más al núcleo conceptual que pretendemos alumbrar. El componente anímico dela conducta corrupta es la deslealtad, entendida ésta como la actuación en contra de los intereses cuya defensa nos viene confiada en virtud de un acto de voluntad de quien legítimamente es titular de los mismos. Esto nos llevaría sin más a una conclusión incontestable que, sin embargo, en pocas ocasiones se liga al concepto de corrupción.

“Téngase en cuenta que tras todos los casos decorrupción pública tiene una complicidad privada. Como tendremos ocasión de afirmar, lo corrupto es un entorno social sin distinción alguna entre lo público y lo privado”1. Ello por la elemental razón de pretender ante todo situar la materia en la órbita de los derechos públicamente reconocidos y principalmente el derecho a contar con una Administración que sirva con objetividad los intereses generales,tal y como proclaman el artículo 103 de la constitución. Sin duda por ser uno de los objetivos esenciales de cualquier organización democrática del Estado basada en la primacía de normas objetivas.

1.2. Corrupción y legalidad
Resulta indispensable señalar que toda conducta corrupta es una conducta ilegal y ello por oponerse siempre al tenor de la ley y baste al respecto ratificar la citaanterior del precepto constitucional. También es preciso afirmar que los términos de corrupción y su antagónico de honradez sólo tienen cabida, tal y como los concebimos, dentro de un sistema prefijado de normas a las que se subordina la conducta pública. Esto conlleva una doble consecuencia de singular importancia. En primer lugar, la mutación cualitativa que supone lo contrario, esto es, valorar laconducta pública no con arreglo a las normas, sino de acuerdo con los valores que supuestamente estas nomas persiguen- ya sean éstos el progresismo, el conservadurismo, la acracia o el orden más riguroso- no es sino la confesión más palpable de una voluntad cómplice cuando no agente directo de la corrupción. Actúa semejante argumento a modo de coartada de fenómenos corruptos cuando en realidadsupone, como en algún caso veremos, una circunstancia que agrava considerablemente la vulneración que se pretende atenuar.
La segunda consecuencia de la indisoluble vinculación que existe entre la desviación de intereses y la infracción normativa es la especifica técnica de interpretación que debe utilizar el jurista para la proscripción de una conducta corrupta corrupta o de sus consecuencias...