ASI DE FRAGIL ES LA COSA
ASÍ DE FRÁGIL ES LA COSA
MARTÍN HOPENHAYN
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I.
Así de frágil es la cosa
Sólo una forma de salir del infierno: respirando.
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El peligro de ahogarte en un mar de lenguajes. O más todavía, la tentación.
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Lo irreal no es lo opuesto a lo real, sino su lenguaje.
Lo banal no es lo contrario de lo profundo, sino su fracaso.
3Lo trágico no es el reverso de lo cómico, sino su vecino.
Lo antiguo no es la negación de lo nuevo, sino su futuro.
Así de frágil es la cosa.
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Escribir es un fracaso casi seguro. Dejar de escribir es un fracaso seguro.
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Obrar por la consistencia o por la contingencia. Poner el acento en la convicción o en lasituación. Jugarse el pellejo por la meta anticipada o por la pasión imprevista.
Tenso equilibrio.
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Vida hay una sola y en ella a veces hay que darse el trabajo de vivir dos veces.
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En la mitad puede haber ya de regalo una primera muerte.
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Nada colinda con el vacío. El faro más próximo se levanta a prudente distancia.
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De no contrabandear provisoriedad en el reino de la inmortalidad, un mal momento en ese reino
puede ser muy mal momento.
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Todo se curva y luego se circula. La vuelta circular de un día a otro, el viaje circular del polvo
al polvo, la luz donde empieza la vida y el viaje a la luz al momento de la despedida. Todo busca su
costura, la abraza, se abrasa en ella.
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Por un lado esta terca obsesión por vivir para algo más.5
Por otro lado dejar de pensar en algo más. Todo se vuelve exceso en la romana de la sencillez,
parquedad en la vara de la abundancia. Inconsistencia lúcida, sublime embotamiento.
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Diferencias tenues: dejarse vivir por la literatura o dejar de vivir por la literatura.
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*El momento feliz del conocimiento: descubrir que uno sabe mucho más de lo que creía saber.
El momento humilde del conocimiento: descubrir que uno sabe mucho menos de lo que creía
saber en otro momento feliz.
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Escéptico obsesionado con la iluminación: descree para estar más liviano, ágil y atento ante
toda posible epifanía.
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Le seduce y atemoriza el desarraigo por la diversidad de perspectivas que se desatan cuando lo
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habita. Puede burlar, a través suyo, la engorrosa carga de la repetición. En esa mudanza experimenta a
diario la ambigüedad que al hombre gregario sólo se le hace patente muy rara vez: vivir entre la ligereza
y el abandono, ser nadie que rinde cuentas a nadie, habitar un pedazo de tierra que brinda todo y no
promete nada, sabiendo que el equilibrio del sedentario es una mentira piadosa en que, sin abusar y
sólo a ratos, conviene creer.
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Tarde o temprano el camino se bifurca. No es accidente sino metabolismo.Siempre
acechan el desgarro y la división. Más aún: sólo están allí para acechar.
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La maldición de las imágenes es desvanecerse. El peligro de las imágenes es permanecer.
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A qué tanta nostalgia: la unidad perdida es multiplicidad ganada. Tarde o temprano nos espera
el despojo. La picardía no es eludir sino elegir el momento.
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En busca de una cicatriz que embellezca el rostro, una inocencia que no sea pura, sino que
regrese de la mácula.
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Sobre el olvido: lo más involuntario o lo que más requiere de la voluntad, lo más inofensivo y a
veces lo que más hiere, capricho que escapa al dominio de la razón pero que acude en su ayuda
cuando la razón lo reclama.
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Crecer: agregar un nuevo registro en nuestra vibración, un nuevo registro que no anula nada de
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lo ya vibrado pero que lo recrea todo....
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