Asmino
de la arquitectura, el diseño industrial y el diseño gráfico conceden a esta míticainstitución el pleno derecho a reconocerle una de las mayores responsabilidades en
el generalizado proceso de homologación profesional que en la década de los años
veinte va a sufrirel diseño gráfico de carácter comercial y publicitario sustancialmente
en Alemania. En aquellas fechas, dos de los grandes renovadores del diseño y la
composición tipográfica,Paul Renner y Jan Tschichold, repectivamente, están
forcejenado ya con la nueva idea tipográfica desde posiciones bastente opuestas a
la de la Bauhaus. Durante la primera etapade la Bauhaus, hasta la incorporación en
1923 de Moholy-Nagy, el diseño gráfico no se contempla como asignatura, aunque
se imparten conocimientos sobre escritura y construcciónde letras. En su segunda
etapa, los manifiestos, programas, carteles y catálogos impresos en los talleres de
la escuela, sufrirán una singular evolución que presume lainfluencia que recibe,
progresivamente, de los presupuestos pedagógicos generales. Un dato relativamente
anecdótico que ilustra su firme preocupación por la renovación tipográfica(de cuyo proceso será su protagonista teórico), lo constituye el uso de un lema de
principios de siglo que procede de uno de los textos del herético arquitecto Adolf
Loos,enemigo irreconociliable del Modernismo vienés. En sus abundantes, polémicos
y hasta furiosos artículos (no desprovistos de razón), arremetió también contra
la moda tipográfica,especialmente contra los tipos diseñados por Otto Ekmann y
Walter Olbrich, a quienes acusó de entrometerse en el arte del diseño tipográfico,
“empeñados en hacer letras modernas”.
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