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La guerra de Augusto
A Cuarenta años: Crónica de un golpe de estado
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Índice
Introducción
I.
¿Es que la dictadura militar ha terminado?
II.
El lugar sin límites
III.
Mentiras, silencios y censuras
IV.
Felonía, cobardía y traición
V.
El corazón de las tinieblas
VI.
Racionalidad, terror y perversión
VII.
Chacarillas: El diseñodictatorial
VIII.
Los amigos de Pinochet
IX.
Augusto Pinochet: El ícono
X.
Augusto Pinochet y el Nuevo Orden Mundial
XI.
Signos de una dictadura: Decir. Ver. Hacer
XII.
Una dictadura de extrema derecha
XIII.
La guerra de Augusto
XIV.
La muerte de Augusto
XV.
Lecciones de una dictadura
Epílogo
CC eBook. Santiago de Chile. 2013.
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A CuarentaAños: Crónica de un Golpe de Estado
Introducción
No es fácil referirse a los sucesos del once de septiembre de 1973,
dejando fuera las propias pasiones. Es así porque se trata de un
acontecimiento traumático para una gran mayoría de chilenos, cuyas
consecuencias debemos vivir cotidianamente hoy. El Golpe de Estado
ocurrido hace ya más de tres décadas no es un hecho histórico
sepultado en elpasado. Por el contrario, el presente económico, político
y cultural del Chile actual no se explica sino por aquella fecha.
La dictadura militar diseñó la matriz de la cual emerge el Chile de hoy.
Un modo particular de organizar la economía, el neoliberalismo. Una
manera de administrar la política, una democracia de baja intensidad.
Un tipo de cultura adversa de toda forma colectivista oasociativa, el
individualismo. Este molde sigue vigente en todas y cada una de sus
partes. Cualquier observador desapasionado debe consentir que el
diseño militar ha sido objeto de escasas medidas cosméticas. Bastará
pensar, por ejemplo, en la Constitución Política que sigue siendo la
pauta general sobre la que se ordena la vida nacional.
El sentido último de esta reorganización militar delChile
contemporáneo, ha sido y es, salvaguardar la tradición y el orden de la
nación. Es decir, como afirmó el mismo Pinochet: salvar vida y fortuna a
las elites dirigentes que sintieron amenazados sus privilegios. Dicho con
absoluta honestidad, debemos admitir que las vigas maestras del diseño
militar han funcionado hasta nuestros días, cumpliendo cabalmente el
propósito para el que fueroncreadas. Desde la ley electoral hasta la
legislación en torno a la salud, la previsión social o las leyes tributarias.
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En rigor, la llamada Concertación de Partidos por la Democracia, no ha
hecho sino administrar el modelo heredado, con el claro compromiso de
garantizar su continuidad. De suerte que más allá de sus epilépticas
bravatas y del gastado discurso demagógico, los personerosconcertacionistas han actuado más como “estafetas” de la derecha
económica que como representantes del pueblo. Incapaces de llevar
adelante un proyecto histórico alternativo, se han sumido en una
atmósfera de ineptitud y de, para decirlo con elegancia, “debilidad
moral”.
Como en una mala novela de terror, el amnésico Chile de hoy vuelve su
mirada a las luminosas vitrinas del consumosuntuario, a las rutilantes
pantallas de plasma, mientras en el patio desentierran osamentas de
algún vecino o pariente. Son los muertos silenciados por esta historia
macabra que todavía persiste, obstinada, en ocultar cadáveres en el
ropero. El once de septiembre no ha terminado en nuestro país, está
presente en cada línea de la Constitución, en el opaco gris de los
cuarteles y comisarías; en larisa socarrona del “honorable”, y en
muchos “hombres de negocios”. El once de septiembre sigue vivo en
quienes tanto le deben al general.
El crimen cometido en Chile no atañe, tan sólo a los dramáticos sucesos
conocidos por todos. El verdadero Mal está todavía con nosotros, en
nuestra vida cotidiana, en la injusticia naturalizada y aceptada como
desesperanza. La verdadera traición a Chile es...
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