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CASA
H. P. LOVECRAFT
Los amantes del terror frecuentan los lugares misteriosos y
remotos Para ellos son las catacumbas de Ptolomeo y los
labrados mausoleos de tantos y tantosmundos de pesadilla. A
la luz de la luna escalan las torres de los ruinosos castillos del
Rhin, y tropiezan una y otra vez por las oscuras escalinatas
cubiertas de telarañas bajo las desperdigadaspiedras de
olvidadas ciudades de Asia. El bosque encantado y la
desolada montaña son sus santuarios, y merodean en torno a
los siniestros monolitos que se erigen en despobladas islas.
Pero elverdadero epiúreo de lo terrible, aquel para quien un
nuevo estreme cimiento de inconmensurable horror representa
el obje tivo principal y la justificación de toda una existencia,
aprecia por encimade todo las antiguas y solitarias granjas
que se levantan entre los bosques de Nueva Inglaterra, pues
es en esta región donde mejor se combinan los sombríos
elementos de fuerza, soledad, fantasíae ignorancia, hasta
constituir la máxima expresión de lo tenebroso.
El paisaje más horrible es aquel en que pueden verse a gran
distancia de los caminos transitados, casitas de madera sin
pintar,generalmente agazapadas bajo alguna ladera húmeda y
cubiertas de hierbas o recostadas en algún rocoso macizo de
dimensiones gigantescas. Durante doscientos años, e incluso
desde mucho antes, hanestado recostadas o agazapadas en
aquellos parajes mientras las enredaderas reptaban por el
suelo y los arboles aumentaban de grosor y se multiplicaban
por doquier. Hoy las casas estánprácticamente ocultas entre
incontenibles frondosidades de vegetación y veladoras
mortajas de sombra, pero las ventanas de pequeña hoja siguen
observando fija mente, como si parpadearan en medio de unestupor letal que detuviera la locura a la vez que disipara el
recuerdo de las cosas inexpresables.
En tales casas han habitado generaciones de las rnás extrañas
gentes que hayan podido poblar la...
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