atienza
por Manuel Atienza
1.
Hablar ante un auditorio tan imponente que representa algo así como la intelligentsia jurídica del
país, y en un lugar como el Colegio de Registradores de España, en Madrid, me produce lo que
en el argot futbolístico —con terminología tomada del mundo del teatro— se llamaría “miedo
escénico”. Yo no sé como hacen los futbolistas —o los actores— parasobreponerse a esa
sensación más o menos paralizante, pero sí puedo decir que, por mi parte, la reciente derrota
del Real Madrid, en su campo, ante el Barça, y por 0 a 3, me anima a pensar que el síndrome
futbolístico en cuestión (padecido, al parecer, únicamente por los equipos que visitan el campo
del Real Madrid, situado no muy lejos de donde estamos) es ya cosa del pasado. Y, dejando a
unlado mis inclinaciones culés, lo que me da fuerza para seguir —o empezar— con mi
exposición es, fundamentalmente, el deseo de cumplir con el encargo que me han hecho los
organizadores de este seminario (Celestino Pardo, Ricardo García Manrique y Ernesto Garzón
Valdés) y la fascinación que siempre me ha producido la obra y la persona de Luigi Ferrajoli.
Ferrajoli es, en mi opinión (y creo que enla de muchos de los presentes), uno de los grandes
juristas y filósofos del derecho de las últimas décadas, que está contribuyendo de manera
decisiva a conformar nuestra manera de pensar el derecho y de operar en él; desde luego, mi
propia concepción del derecho debe mucho a la lectura de las obras de Ferrajoli. Pero además,
Ferrajoli representa también un modelo de integridad personal yprofesional. Dworkin y otros
autores han contribuido mucho en los últimos tiempos a hacernos ver la importancia que la
integridad o la coherencia -algo más que la simple consistencia lógica- tiene para los sistemas
jurídicos, pero conviene no olvidar que esa es una virtud predicable también de las personas y,
en particular, de los juristas: teóricos y prácticos; y que ambos planos, el objetivo y elsubjetivo,
el del sistema y el de quienes lo construyen y operan en él, no son otra cosa que perspectivas o
dimensiones de una misma realidad. Si, como decía Fichte, el tipo de filosofía que se elige
depende del tipo de persona que se es, la filosofía o teoría del derecho de Ferrajoli no podría
ser, por ejemplo, el resultado de un simple juego intelectual, y no podría dejar de reflejar sucompromiso ético y político con los valores de la igualdad y de la solidaridad.
El hecho de que Ferrajoli sea probablemente el jurista teórico más influyente en los países de
cultura latina se debe, creo yo, a la conjunción de rigor intelectual y de implicaciones prácticas
que el lector encuentra en una obra que, por ello, no está dirigida únicamente —y quizás ni
siquiera preferentemente— a otrosteóricos del derecho. Pero, además, hay un rasgo de la
producción de Ferrajoli que me importa aquí subrayar y que, en cierto modo, la singulariza con
respecto a la de la mayor parte de quienes cultivan la teoría del derecho en el mundo latino.
Ferrajoli, por así decirlo, no aspira a figurar en alguna nota a pié de página de los escritos de los
autores anglosajones que —como ahora se dice—“lideran” la teoría del derecho internacional;
su obra denota una gran ambición teórica y no está dirigida a precisar, criticar, etc. lo que otros
han pensado, sino a construir toda una teoría del derecho; sus interlocutores son, por un lado,
los autores clásicos y, por otro lado, los juristas contemporáneos (de Italia, de España, de
Latinoamérica) que han leído y discutido su obra y a los queFerrajoli se toma rigurosamente en
serio. Dicho de otra manera, la suya es una teoría ciertamente general del derecho, pero
construida relativamente de espaldas al paradigma dominante en la esfera internacional de las
dos o tres últimas décadas. Constituye, por ello, un desafío al tipo de globalización que, al igual
que en muchos otros ámbitos, en la teoría del derecho lleva camino de...
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