Atpdea Ensayo
Suben los impuestos, los pobres son mas pobres y aun los ricos lo siguen siendo. Asesinan a un hombre a sangre fría a plena luz del día. Juan así lo leía en las paginas diarias que develaban la historia que en el país sucedía, una luz salía de la cocina, era hermosa y radiante, como ninguna, era bella con apariencia de Diosa, rizados cabellos y una mirada deslumbrante, pero el tragoamargo siempre lo bebía, pues del único por quien esperaba ser halagada nunca lo era. Las causas del desprecio de Juan hacia Ana eran perceptibles a simple vista, él ya no se interesaba pues su barco tenia un nuevo puerto, con la cual destrozaba a Ana pues la infidelidad era notoria pero no se podía, no se quería contra ella.
El silencio penetrante de una tarde de abril, fue la escena perfectapara que destrozante y con efusiva voz Juan repitiese: ¡Ana, donde carajo están mis lentes! La buena mujer se conciliaba en las noches con sus lágrimas, con su desvelo, se conciliaba ella sola pues no tenia puerto alguno, que no fuera el de su esposo. Así transcurría la tarde, 3:33 daba el reloj, cuando con férvida voz, y en medio del silencio, se escucha una grito, ¡la leche!, a lo que Juan seestrepito y derrumbose su ira contra esta pobre mujer, ¡haga silencio!, fue lo que se escucho desde el quinto piso del edificio. La mujer en silencio se retiro del lugar y Juan procedió a sentarse en aquella silla de madera, esas que son mesedoras, para continuar con su rutina didáctica.
El siguiente día no fue una sorpresa, pues la rutina cansona, el desapego del amor y todo en cuanto un despreciopuede hacer saber, se vivía en casa, pero algo cambio. Otra vez, a las 3:33 de la tarde, y con aquella voz que penetra en el mas escondido hueco del alma, se escucho: ¡la leche!, y un ¡carajo!, fue también parte de la escena en cuestión. Juan furibundo decidió salir del espacio sin vida, en donde él habitaba y hacia del habitad de su mujer un castigo. Los 5 pisos que debía bajar, para seguramentevociferar alguno que otro insulto, los bajo a toda prisa, llegose a la lumbre del portón y no pudo ver a nadie. ¿A dónde habrá ido esa vieja? Fue lo que Juan pensó y subió regañando al mundo entero por la intervención de aquella señora, en su hora literaria.
El tercer día no se esperaba que la sorpresa vinera a su encuentro. Tan galante, tan sublime, tan varonil él se creía, lo que nunca hubiesecreído, fue lo que le sucedió aquel día. Marcando las 3:33 en la tarde, y en medio de ese silencio tan agobiante, ya no se escucho el griterío, pensando Juan al ver el reloj: ¡uf! Al fin se canso esa vieja.
¡Toc toc! En la puerta se escucho. ¿Quién es?, Juan replico. ¡toc toc! ¡toc toc! Sonó de nuevo y con mas fuerza, acto que al implacable Juan no le pareció bueno del todo, y con su ira yaconocida, se levanto de su silla, furibundo se desplazo y abrió la puerta. Buenas tardes se escucho, y Juan no se lo creía, era aquella anciana que dos días lo tuvo en suplicio. Buenas tardes el replicó, a lo que la anciana dijo: soy una pobre mujer que no tiene nada mas que sus vacas, porque un marido infiel me abandono, y mi trabajo es el de recolectar la bebida que las vacas dan, tan apetecida portodos, y venderla, pero en estos momentos estoy muy cansada por el trajinar del día y mi avanzada edad, mi boca siente sed, pero cansada esta ya del liquido vacuno beber, es por esto que molestándolo mi señor, le pido que me regalase un vasito de agua. ¿Agua pide usted señora, después que ha interrumpido con tal voz aguda que como agujas penetraban en mi interior y opacaban la lectura de la que yodisfrutaba?, ¿agua? Espere, con desanimo y un asco irrepetible viose a Juan ir por el agua requerida, pero ¡oh! Sorpresa al llegar a la puerta nuevamente, la mujer anciana ya no estaba esperando el vaso de agua tal como el lo suponía, sino que por el contrario, esta, se había ido, quien sabe a donde y con que rumbo. Enojado y desanimado, el único grito que profirió fue: ¡Ana, donde carajo están...
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