auditor

Es urgente que el sector público y el privado se pongan de acuerdo, pues sólo así nuestro país tendrá la suficiente capacidad negociadora
La invitación hecha durante la anterior semana por losmiembros del Mercado Común Suramericano (Mercosur) para que Bolivia se incorpore a ese bloque comercial en condición de miembro pleno, ha vuelto a poner en primer plano de la agenda pública nacional eltema de nuestras relaciones con los países de la región latinoamericana.
Los debates sobre las ventajas y desventajas que traería consigo nuestra incorporación al Mercosur, que sin duda arreciarándurante los próximos días, son tan antiguos como la formación de ese bloque, en 1991, cuando Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay suscribieron el Tratado de Asunción dejando abierta la posibilidad deextender la invitación a Bolivia. Pese a ello, nunca llegó a formularse una política de Estado capaz de guiar nuestros pasos en las negociaciones por encima de los vaivenes políticos, lo que dejó comoresultado una confusión que se extiende hasta nuestros días.
Una muy elocuente muestra de esa falta de rigor con que nuestros gobernantes actuales encaran éste y otros temas —como lo hicieron granparte de sus antecesores a lo largo de nuestra historia— son los argumentos esgrimidos por el Primer Mandatario al anunciar su decisión de aceptar con todo entusiasmo la invitación que le fue extendida.La cualidad de “antiimperialista” que le atribuyó al Mercosur por no tener sus países miembros ningún tratado de libre comercio con Estados Unidos, a diferencia de los andinos, sería desde ese punto devista razón suficiente para tomar tan importante decisión, lo que deja muchas dudas sobre su seriedad.
A pesar de lo deleznables que puedan ser los argumentos oficiales, las opiniones favorables ala incorporación de nuestro país al Mercosur son poco menos que unánimes, aunque también es generalizada la opinión de que tal paso debe ser dado acompañado de una serie de recaudos y decisiones de...