Auditoria
Aunque, bien puede intentarse más de una definición a partir de lo que uno sienta por la poesía, y decir, por ejemplo: “La poesía es la más importanteexpresión de la creación humana”, o “es la cúspide del arte”. Pero, si no se puede definir el arte, tampoco se puede definir la poesía. Es posible discernir sus elementos, y hasta su importancia. Pero no es sencillo hacer una definición de lo que en realidad es.
Se afirma, además, que está presente en toda manifestación espiritual importante, lo que la hace aún más indefinible. Pero vamos a limitarnos ala poesía escrita. Y aún más, a la poesía escrita en idiomas europeos occidentales, en los que puede hablarse de una poesía precisa, identificable, lo cual no puede decirse, por ejemplo, de la china.
Vamos a intentar algunas precisiones: la poesía escrita en español, que es finalmente la que nos interesa, tiene varias características generales y algunas muy particulares. Las generales, que aparecentambién en la italiana, la francesa, la alemana, la italiana, la escandinava y todas las que se hacen en idiomas europeos, desarrollan la inteligencia. Simplemente porque obligan a usar varias partes del cerebro: al leerla se utiliza la parte del cerebro que maneja la vista; pero de inmediato el propio cerebro convierte lo que ve en sonidos, con lo que usa la parte relativa al oído, y todo eseconjunto pasa luego a ser algo inteligible, que pone a trabajar la imaginación y, lo que es más importante, el cerebro límbico, pues se convierte en emociones.
Una emoción pastoral, una sensación de sencillez y de tranquila belleza, de contemplar lagunas en un horizonte velado por la quieta niebla entre aroma de flores y campo, siente quien haya leído los versos hexasílabos de la famosa “Serranilla”del Marqués de Santillana (Iñigo López de Mendoza, 1358-1458):
Moça tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.
Façiendo la vía
del Calatraveño
a Santa María
vencido del sueño
por tierra fragosa
perdí la carrera
do vi la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores
la vi tan grasiosa
que apenas creyera
que fuese vaquerade la Finojosa.
Etcétera, etcétera.
Son versos de seis sílabas, muy rítmicos, tal como los que hoy usamos preferentemente en los villancicos o aguinaldos, que también crean emociones de tranquilidad. Si nos limitamos a leer el texto, quizá no “escuchemos” su estructura. Por eso hay que leerlo en voz alta, para sentir con claridad su forma. Obsérvese la acentuación, que da el ritmo:
1. Mo ça tanfer mo sa
2. non vien la fron te ra,
3. co mou na va que ra
4. de la Fi no jo sa.
Parece hecho para ser cantado con cuerdas, flautas y tamborín. Hay música, música alegre, en todas sus partes. Y la estructura rítmica del verso 1 es igual a la del 4, en tanto que la del 2 coincide con la del 3, lo cual demuestra que el autor no se limitó a improvisar, sino que siguió un plan, tanto en ritmo como enrima de la cuarteta. Es decir, hay una clara intencionalidad de lograr un efecto a través de la forma. Pero la hay también en el tono y en lo que se dice: una joven vaquera en el campo causa en el lector una emoción específica de acercamiento a la naturaleza, de admiración ante el paisaje. El que escribe no describe el paisaje, sino que lo codifica para que el lector lo descodifique y sienta lamisma emoción que el que lo escribió. El ritmo y la rima se leen y se escuchan, y generan una determinada emoción, que es la misma que puede tenerse al ver una obra plástica de gran belleza o al escuchar una música también bella, pero es el significado de las palabras lo que lleva al lector a sentir una emoción determinada, que ha sido introducida en el poema por el autor, y que en este caso es...
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