Autonomía de las organizaciones sociales

Autonomía de las organizaciones sociales en tiempos de guerra y globalización
La autonomía 10 años después
Mucho discurso se ha realizado en los ultimos 10 años acerca de la importancia del concepto de autonomía aplicado a los escenarios sociales. En pleno derrumbe del modelo burocrático de tránsito al socialismo, la socialdemocracia y la Iglesia llenaron el mundo de ONG que hacían de laautonomía la panacea de las luchas socialesNo faltó, en el caso de los Estados obreros burocratizados de Europa, la mano de la CIA levantando ese concepto como camino de construcción de núcleos contrarevolucionarios.

No importaba el contexto, el grado de organicidad, de educación y conciencia del sector social a cual se referían. Sólo valía el que resolvieran autónomamente sus rumbos políticos ysociales, evitando así la ya bastamente criticada metodología de la correa transmisora hija putativa de los métodos burocráticos y suplantadores que prevalecían en el movimiento comunista y revolucionario mundial. Sin embargo y como parte del cobro del derrumbe del "socialismo real", cualquier intento de un partido o fuerza de izquierda por orientar, proponer o conducir politicamente a unaorganización social, era considerado un acto repudiable, dinosaúrico y macartizado de inmediato.

Con el correr de los años mucho de los actores de este debate ya no poseen las mismas posiciones e intenciones, y hasta los intereses de clase han cambiado. De todos aquellos activistas y dirigentes que sintieron la derrota del comunismo soviéitco como propia y al neoliberalismo como una fase inevitable einamovible, la evolución ha sido diversa.Un sector honesto esta de regreso hacia las posiciones revolucionarias y desarrolla el concepto de la " autonomía como razón de ser del proyecto histórico de los trabajadores", secundarizando el sentido de clase y su vocación de poder. Son intelectuales que en forma paternalista y externa creen necesario ayudar a los pobres trabajadores a recuperar su autonomíaperdida tanto frente al Estado como a las fuerzas políticas. Otros, más marcados por el síndrome de la derrota y de la desconfianza en las masas, ignoran en la práctica el concepto de autonomía de los movimientos sociales y lo reemplazan con la necesidad de un proyecto político electoral surgido con desde sus entrañas, pero con una concepción de conducción que niega el construir desde abajo.En estos años han sido muchos los esfuerzos aislados, realmente aútonomos en sus decisiones, que han fracasado o se han fragmentado por ausencia de un proyecto político-social nacional que los contenga. Hubo otro sectores que desde el inicio de la crisis pasó a asumir las banderas de relativizar el conflicto de clase y "humanizar" el capitalismo, y que en nombre de tal propuesta actuaba comocampeones de la lucha autonomista en los sindicatos y movimientos sociales, sobre todo si eran dirigidos por fuerzas y partidos de izquierda, hoy secundarizan su discurso, cuando no lo olvidan, y buscan instalar sus nuevas correas transmisoras vía ONG y nuevos movimientos políticos, que conduzcan hacia el posibilismo de segundas o terceras vías que confronten al neoliberalismo pero desde dentro delsistema.

Hubos otros que torcidos totalmente hoy son fichas claves de la implementación del capitalismo salvaje y para los cuales la unica autonomía que vale es la del mercado. De la misma manera que hoy sería absurdo pensar que la CIA financie el funcionamiento autónomo de los reorganizados sindicatos rusos y menos aún que apoyara su independencia frente a las políticas del gobierno de Yeltsin.En el campo de la izquierda revolucionaria también la situación ha cambiado. Aquellos que hicieron del autonomismo y la autogestión una expresión radical de la lucha antiburocrática, que mucha veces descuidaba o desconocía el contenido anticapitalista de la misma, asistieron como actores o espectadores a duras derrotas políticas que comenzaron por la experiencia de los sindicatos autónomos de...