Autopsia y génesis de la fe en la narrativa de j.c. onetti

Autopsia y génesis de la fe en la narrativa de Juan Carlos Onetti

No es fácil diagramar una radiografía de la ficción literaria en siglo XX y tan sólo de Occidente; menos aún si ampliáramos los parámetros y tomáramos como marco la literatura desde sus inicios y en todos los sitios donde se haya hecho legible. No es fácil, (tomando siglo XX) por los diversos rostros y mutaciones que presenta,por la variedad de autores y alfabetos ficcionales que éstos han producido. Imposible no hacer una lista de imprescindibles, una “tablita de medio metro”, e imposible que a ésta no le falten obras y nombres. Desde Joyce, Proust, Faulkner y Kafka a Borges, Cortázar, Levrero, Bolaños…en fin, un vasto catálogo de nombres y más aún de obras para registrar en el caótico universo ficcional del siglo XX.El autor que nos convoca, es precisamente uno de esos imprescindibles y monstruosos generadores de ficción, digámoslo bien, un contador de historias. Sumergirse en el universo ficcional de Juan Carlos Onetti con el objetivo de hacer análisis es un acto complejo y arriesgado en el que es difícil no pasar a engrosar la larga lista de náufragos.
Si bien Onetti presenta un mundo compacto, homogéneo,fenomenológicamente hablando, centraré este estudio en uno de los temas que se constituye como el pilar tal vez más importante y fundamental que sostiene y da forma al rostro de la ficción de este autor: la fe.
Me propongo entonces realizar un viaje a través del universo onettiano para detenerme en un tema que es recurrente en toda su obra y que despunta en diferentes lampos; el tratamiento dela esperanza, dialéctica de la fe en la actitud de los personajes y reivindicar su fuga hacia la ficción como algo deliberado y a propósito, por puro placer de fabular, imaginar, dinamitando de este modo la ultima forma de la realidad, el concepto socrático de la verdad absoluta, “porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene”. Personajesque se arrojan con más furia que nadie a fabular y permitir el desarrollo de la ficción de manera consciente, sabiendo que es precisamente allí donde se encuentra el justo recodo donde descansan las urgencias de su destino, los moribundos pájaros del alma.

En el año 1939 se publica una obra fundamental, en el sentido estricto del término, para la literatura uruguaya e hispanoamericana, tantopor sus dimensiones argumentales como estéticas. “El pozo” provoca entonces una ruptura, un quiebre, un cisma en la diégesis contemporánea, no sólo en el Río de la Plata sino en la lengua castellana toda. Esta ruptura no sólo radica en lo argumental, es decir, la historia de un personaje que vive en la ciudad y que habla de si mismo, que cuenta sus “memorias”, sino también por la forma que cuenta,es decir por la disposición del orden de su relato y la actitud deliberadamente violenta en la que deja transcurrir los sucesos.
“Me gustaría escribir la historia de un alma, de ella sola sin los sucesos en que tuvo que mezclarse, queriendo o no. O los sueños (…) Lo curioso es que si alguien dijera de mí que soy “un soñador”, me daría fastidio. Es absurdo. He vivido como cualquiera o más. Si hoyquiero hablar de los sueños, no es porque no tenga otra cosa que contar. Es porque se me da la gana, simplemente.”
Se desprende entonces ya desde primer sector de la obra una actitud narrativa conciente del discurso. La poiesis aristotélica se manifiesta en una forma que tiende a lo meta discursivo y de un carácter que reivindica desde el génesis la tendencia a fabular, a narrar, a inventar.Este primer sector de “El pozo” marca todas las líneas que constituyen la arquitectura física y metafísica de lo que va a ser el universo narrativo onettiano. Se nos presenta un personaje que es absolutamente conciente del momento en que se encuentra y de sus expectativas o ambiciones ficcionales: “También podría ser un plan el ir contando un suceso y un sueño. Todos quedaríamos contentos.”
Esta...