Autores latinos
Miguel Ángel Asturias Rosales (Ciudad) de Guatemala, 19 de octubre de 1899 – Madrid, 9 de junio de 1974). Escritor y diplomático guatemalteco. Recibió el Premio Lenin de la Paz en 1965 y el Premio Nobel de Literatura en 1967.
Novelista y poeta del realismo mágico, influido en sus orígenes por el realismo, muy pronto, sin renunciar a esa impronta, se adentra en su campopredilecto: la mitología aborigen, la propia tierra (lo telúrico, en término muy actual), en el sentido de compromiso con los sinsabores de los campesinos sometidos al yugo colonialista, lo que se ve ya en los títulos de sus obras:
* El señor presidente
* Leyendas de Guatemala (narrativa, ed. Alianza, Madrid), 1930;
* Hombres de maíz (novela, ed. Alianza, Madrid), 1949;
* Vientofuerte (novela, ed. Alianza, Madrid), 1950;
* El Papa verde (novela, ed. Alianza, Madrid), 1954;
* Week-end en Guatemala (relato, ed. Alianza, Madrid), 1956;
* Los ojos de los enterrados (novela, ed. Alianza, Madrid), 1960;
* Cuentos y leyendas (ed. Galaxia Gutemberg), 1965;
* Clarivigilia primaveral (poesía, Editorial Losada, S.A., Buenos Aires), 1965;
* Maladrón (Epopeya delos Andes verdes), (ed. Alianza, Madrid), 1969;
* Viernes de Dolores (ed. Alianza, Madrid), 1972;
* América, fábula de fábulas (ensayo), 1972.
* La Audiencia de los Confines (teatro, Buenos Aires) 1957.
* El hombre que lo tenía todo (novela, ed. Bruguera) 1981.
* Cien de Alondra (poesía) 1948.
* Madrid), 1993;
El señor presidente (fragmento)
Miguel Ángel Asturias " Los pordioseros se arrastraban por las cocinas del mercado, perdidos en la sombra de la Catedral helada, de paso hacia la Plaza de Armas, a lo largo de calles tan anchas como mares, en la ciudad que se iba quedando atrás íngrima y sola. La noche los reunía al mismo tiempo que a las estrellas. Se juntaban a dormir en el Portal del Señor sin más lazo común que la miseria, maldiciendo unos de otros,insultándose a regañadientes con tirria de enemigos que se buscan pleito, riñendo muchas veces a codazos y algunas con tierra y todo, revolcones en los que, tras escupirse, rabiosos, se mordían.
(...)
Una aldea vino, anduvo por allí y se fue por allá, una aldea al parecer deshabitada, una aldea de casas de alfeñique en tuza de milperíos secos entre iglesia y cementerio. ¡Que la fe que construyóa la iglesia sea mi fe, la iglesia y el cementerio; no quedaron vivos más que la fe y los muertos! Pero la alegría del que se va alejando se le empañó en los ojos. Aquella tierra de asidua primavera era su tierra, su ternura, su madre, y por mucho que resucitara al ir dejando atrás aquellas aldeas, siempre estaría muerto entre los vivos, eclipsado entre los hombres de los otros países por lapresencia invisible de sus árboles en cruz y de sus piedras para tumbas.
(...)
Las tumbas no besan a los muertos, ella no lo debía besar; en cambio, los oprimen mucho, mucho, como ella lo estaba haciendo. Son camisas de fuerza y de cariño que los obligan a soportar quietos, inmóviles, las cosquillas de los gusanos, los ardores de la descomposición. Apenas aumentó la luz incierta de la rendija unincierto afán cada mil años. Las sombras, perseguidas por el claror que iba subiendo, ganaban los muros paulatinamente como alacranes. Eran los muros de hueso...Huesos tatuados por dibujos obscenos. Niña Fedina cerró los ojos-las tumbas son oscuras por dentro-y no dijo palabra ni quiso quejido-las tumbas son calladas por fuera. "
Augusto Monterroso
Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 21 dediciembre de 1921 – México D.F., 7 de febrero de 2003), escritor hispanoamericano, conocido por sus colecciones de relatos breves e hiperbreves.
Es considerado como uno de los maestros de la mini-ficción y, de forma breve, aborda temáticas complejas y fascinantes, con una provocadora visión del mundo en el universo y una narrativa que deleita a los lectores más exigentes, haciendo habitual la...
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