avances en la toxina botulinica
La toxina botulínica, que actúa inhibiendo la liberación de acetilcolina en las terminaciones nerviosas, bloqueando la conducciónneuromuscular y originando parálisis o disminución de la secreción glandular, se aprobó por primera vez en 1989 y, más de dos décadas después, "sus posibilidades están aún por descubrir", explica a F&I JuanLuis Artola, del Servicio de Dermatología del Hospital de Galdácano, en Bilbao, que la utiliza con éxito en pacientes con hiperhidrosis desde hace varios años.
Entre sus utilidades, destaca elalivio del dolor por dolencias musculoesqueléticas.
Problemas reales y cotidianos como la sudoración excesiva, diferentes tipos de parálisis, migrañas o problemas de visión son algunas de las áreas en lasque se está empleando la toxina botulínica con éxito.
Estas y otras utilidades fueron analizadas por expertos hace algunas semanas en el último simposio internacional Avances científicos en laaplicación médica de la toxina botulínica, organizado por Susana Moraleda, del Hospital Universitario de La Paz, y Ricardo Ruiz, jefe de Dermatología de la Clínica Ruber, ambos en Madrid.
Elloscoordinaron diferentes ponencias en las que se abordaron los principales usos terapéuticos de la toxina botulínica en la actualidad, entre los que destaca el alivio del dolor producido por determinadasenfermedades musculoesqueléticas.
Dentro de esta neurotoxina, elaborada con clostridium botulinum, se distinguen a día de hoy siete tipos, de los cuales tan sólo están comercializados dos, A y B, condiferentes nombres comerciales. Los campos en los que dispone de mayor experiencia son: espasmo hemifacial, distonías focales (blefarospasmo, tortícolis, etc.), espasticidad, hiperhidrosis, y estrabismo,...
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