Avatar
Era una mañana calurosa en la Ciudad Capital; y yo como de costumbre iba tarde a clases, caminando entre la multitud de personas que parecieran competir para demostrar quién tenía más prisa. Doblé a la derecha y unos cuantos pasos más adelante estaba frente a mi escuela, un viejo edificio de tres plantas con una pinta bastante colonial.
-¡Zoe apresúrate que llegas tarde! – Exclamóuna voz bastante familiar desde mi derecha; volteé y me di cuenta de que se trataba de mi mejor amiga Maia.
Aceleré mi paso hacia ella y la cogí de la mano para arrastrarla conmigo hasta la Escuela. La primera clase era de historia y el profesor Greg detestaba la impuntualidad.
-De nuevo tarde jovencitas.
-Discúlpenos profesor, usted sabe el trafico y… - el profesor levanto el dedo índicepara callar a Maia y nos señalo los únicos asientos que quedaban disponibles al final del aula; odiaba sentarme atrás en esta clase y aunque me pasaba muy a menudo siempre me frustraba no poder escuchar bien al profesor debido a mis “cinco minutos más” cada mañana.
-Lo intenté – susurró Maia cuando nos hallábamos sentadas. Le sonreí.
El profesor comenzó su clase donde la había dejado; nos pidióque abriéramos el libro de historia en la página 273 y entonces el título del capítulo me capturó “El Avatar”; era bastante interesante el hecho de pensar que hubo un ser humano con la capacidad de controlar cuatro elementos, hoy en día solo algunos humanos pueden controlar elementos y si lo hacen solo controlan uno. El primer avatar se llamó Wan, el profesor nos explicaba como obtuvo el control delos cuatro elementos gracias a las islas tortugas y así fue mencionando a cada uno de los Avatars como Roku, Kyoshi, Kuruk, Yangchen, Aang y por último la Avatar Korra, la última avatar en pasar por la tierra hace aproximadamente 800 años.
-Se dice que la humanidad perdió al avatar y que ya los espíritus no interferirán en el mundo físico – el profesor hizo una pausa mientras miraba a través dela ventana hacia el lago de Ciudad Capital donde se encontraba la estatua del fundador de la ciudad, el avatar Aang – Pero eso es algo de lo que no podemos estar seguros.
Sonó la campana de cambio de clase y todos se levantaron de sus pupitres tan pronto como pudieron.
-Que clase tan aburrida – Comento Maia colocándose la mochila sobre sus hombros.
No sabía que responderle, para mí la clase dehistoria era la única clase entretenida, me parecían muy interesantes todas las historias de nuestro pasado aunque ya muchas personas las consideran solo eso, historias de nuestro pasado que se quedarán en el pasado.
-Vamos que ahora nos toca la súper divertida matemática – Dije con un tono de sarcasmo.
-Lo bueno es que este es nuestro último año de escuela.
La mañana transcurría bastantelenta, las clases después de historia se me hicieron eternas, pero con Maia pude distraerme en varias ocasiones.
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-¿Cómo te fue en la Escuela? – Preguntó mi madre apenas puse un pie en la casa.
-Genial – Respondí como de costumbre, y me quite los zapatos y medias de inmediato, era un acto que hacia prácticamente de manera inmediata apenas llegaba a mi casa.Mi padre estaba echado en el sofá viendo un partido de Pro-Control, cuando el señor Hart está viendo Pro-Control nadie puede interrumpirlo, así que solo fui y le besé la mejilla para luego subir a la segunda planta de la casa e ir a mi habitación; zumbé la mochila sobre la silla del escritorio y me tire sobre la cama. De pronto me sentí muy cansada, tanto que no podía mantener mis ojos abiertos,el sueño se apoderó de mí y sin darme cuenta me había quedado dormida.
Aparecí en algo que parecía el lago de la Ciudad capital, pero yo era enorme, el lago no me llegaba ni a las rodillas, y había un hombre frente a mí, un hombre bastante extraño; era como una gran sombra del mismo tamaño que yo, sólo podía verle los ojos, unos ojos morados y encendidos como llamas. El hombre tenía tentáculos...
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