Aves sin nido
En la próxima parte, se descubre que el cura tomó a la hija de Marcela, que se llama Rosalía,que es la hija menor, con la intención de amenazar a Marcela.Entonces, Lucía decide que va a dar dinero a Marcela para que pueda recoger a su hija. Mientras tanto, el esposo de Lucía da un documento al gobernador en que se dice que pagarán las deudas de Marcela si ella puede recuperar a su hija.
Este es el comienzo de situaciones conflictivas. Cuando el cura se da cuenta que fue Lucía que le dio el dinero a Marcela, se reúne con el gobernador, y juntos hablan asu vez con la gente del pueblo. Todos deciden matar a esta nueva pareja (Lucía y Fernando) por sus intenciones de arruinar la felicidad del pueblo.
Al mismo tiempo que esto ocurre, se presenta a Dona Petronila (la esposa del gobernador) y su hijo (cuyo verdadero padre no es el gobernador) que se llama Manuel. Manuel es muy bien educado y tiene una mente clara y digna. También él tiene muchorespecto para Lucía y don Fernando y quiere ayudarlos en cualquier manera que sea posible. Cuando Lucía y don Fernando vuelven a su casa, tienen que escapar la brutalidad de la gente del pueblo cuando tratan de allanar su casa y matarlos. En medio del ataque, la gente del pueblo mata al esposo de Marcela y ella muere poco después por dificultades y el desconsuelo ante la muerte de su esposo. Las hijasde Marcela quedan sin hogar, son las “aves sin nido”, carentes de padres, casa y sostén. Lucía, por su empatía, decide ser la nueva madre de las huérfanas (Margarita y Rosario).
Este parte termina con el retiro del cura del pueblo de Kíllac, debido a padecer la fiebre tifus, de la cual se recupera, quedando sin embargo con perturbaciones psicológicas. Se resalta también la persistencia y afán deLucía, su esposo Fernando y Manuel por proveer justicia y borrar la corrupción al interior del pueblo.
[editar] Segunda parte
Al principio de la segunda parte de la novela, el narrador cuenta que pasan “meses y meses” sin que haya progreso en la investigación del crimen de la noche del 5 de agosto. Ésta continúa “con la lentitud alentadora del reo, lentitud con que en el Perú se procede dejandoimpune el crimen y tal vez amenazada la inocencia” (79).
A pesar de haber tomado las declaraciones de muchos testigos, el juez de paz, don Hilarión Verdejo, no ha hecho un juicio y cita a don Fernando Marín para que éste dé su testimonio. Marín no ha querido “empeñarse en aquel juicio” (79), pero cumple con la citación y llega a la oficina de Verdejo para hacer su declaración. Después de que...
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