Avril

Avril

Ella sabía que escapaba, llegó corriendo, como los niños que huyen del monstruo del armario. Todo estaba mal desde que se había casado con Eric, aún eran muy jóvenes para contraermatrimonio, no estaban listos para un compromiso tan grande. Sumado a esto, él se la pasaba en los cabarets de Montmartre con todos sus colegas de la universidad, noche tras noche, bebían montones de vino,fumaban sus pipas a más no poder y discutían a cerca de las huelgas y movimientos que se habían suscitado hace algunas semanas.

Cuando se detuvo notó que había llegado al Bosque de Vincennes, a en eselugar, observando el viejo castillo de puso de rodillas y comenzó a llorar, el más leve llanto, tan tranquilo que aún estando a pocos metros no se hubiera escuchado. Casi nadie o solo algunos en estemundo saben que soltar lagrimas silenciosas duele más que hacerlo violentamente y sin recriminación. Ella sentía un gran dolor que no podía seguir soportando por mucho tiempo.

-¡Al carajo contodo!- por fin salió un quejido de aquella herida en su alma, Ahora para sus adentros se dijo:
-¡Al carajo con el!-
-¡Al carajo con su revolución!-
-¡Al carajo con Francia y todo lo que ellarepresente!-

No quería estar más en Paris, se había equivocado y nunca se podría perdonar haber desperdiciado esos años de su vida. Todo por obedecer lo que los demás decían. Pero ahora Avril sabía que sudeber consigo misma era tomar venganza por todo ese dolor que sentía muy dentro.

Caminaba con un triste andar mirando los árboles y el lago, pensaba como debía vengarse de lo que su marido y suspadres le habían hecho pensar que era lo mejor. La vegetación y la tranquilidad de la noche eran sus únicos compañeros y, de alguna forma, parecía que todo eso la entendía perfectamente, le sentababien la soledad de aquella fresca noche de Mayo. –Todo esto esta bien- pensó y continuó con pasos cada vez más lentos. A veces sirve la soledad al ser humano para escapar un poco de todo lo demás y...