¡Ay Inés!

¡Ay Inés!

Para siempre en mí esta señal, que no se si es la del mundo y su pecado, o la de una desolada redención.
Inés Arredondo. La señal.

Emilio Ramos Mateos

Inés Arredondo es rara. No sé cómo haya sido como persona, aunque se pueda intuir algo asomándonos a su biografía, pero tampoco me interesa tanto. Lo único que sé, es que siempre que su nombre se cruza en mi camino lo primeroque viene a la mente es que es rara. Forma parte de esa clase de escritores que con una obra breve: tres libros de relatos y un ensayo sobre el poeta mexicano Jorge Cuesta, logran dotar a su literatura de una visión del mundo tan particular que parece clausurada de antemano, que ya no se le puede agregar más. Cómo si en las pocas páginas que publicó haya recorrido todos los universos posibles enlos cuáles sus personajes podrían haber tenido sus conflictos, sus transformaciones, sus “iluminaciones”. Esto último lo pongo entre comillas porque más adelante intentaré exponer la trascendencia que tiene lo sagrado en su obra.

Esta escritora mexicana nacida en 1928 forma parte de lo que tradicionalmente se conoce como la generación de la ruptura: ese grupo de escritores que a mediados delsiglo pasado, revitalizaron la literatura mexicana con un afán enterrador y destructor de las temáticas de la llamada “novela de la Revolución”; girando hacía el lado de la experimentación, la sofisticación y la refinación intelectual. Después de Rulfo, la nada. Esta es la sensación con la que me quedo cada vez que me topo con uno de estos escritores, en su afán de dejar de lado todo lo que sepudiera asociar con la primera revolución del siglo XX. Entre sus contemporáneos podemos citar a gente como Salvador Elizondo, Juan García Ponce, Tomás Segovia –su esposo durante un tiempo- y el anteriormente aludido Juan Vicente Melo. Si algo caracteriza a esta generación conocida también como los escritores de la Casa del Lago -importante centro cultural en México durante los años sesentas- es elabordaje singular de tópicos poco tratados en la narrativa mexicana hasta ese momento, como es el erotismo, la abyección, la vanguardia estilística, la reflexión sobre la escritura dentro del relato, etc. por decir sólo generalidades.

No sé bien porque siempre en pláticas informales se asocia a Inés Arredondo con el imaginario femenino o ciertas características feministas obviamenteinseparables por su simple condición de mujer. Tal vez en un país dónde las escritoras siempre han tenido dificultad y obstáculos para desplegarse, el simple hecho de que haya un hito en la mitología de la clase intelectual como es la figura de Arredondo, sea suficiente para convertirla en una especie de bandera o algo así. Pero para mí más que feminista es rara. Lo dije antes y lo vuelvo a decir. Es unfenómeno de extrañeza, de ambigüedad, de polisemia lo que va permeando, línea por línea, letra por letra, todos sus cuentos, el género que escogió para dejar su testimonio en este mundo.

Algunos dicen que todo escritor siempre escribe sobre lo mismo de una manera diferente. Si tomamos en cuenta esta aseveración podemos decir que esta mujer escogió escribir sobre su infancia, o más bien sobre laépoca de su infancia que pasó en la hacienda azucarera de su abuelo llamada significativamente “Eldorado”. Este idílico lugar, con su exuberante vegetación, con su extremo calor, sus usos y sus costumbres característicos de la vida agreste mexicana aparece, a veces de manera explicita otrás de manera indirecta, como referencia obligada en casi toda su obra. Así, sobre este telón de fondo, laterrible inocencia de la infancia, la provincia como un universo cerrado y estático que asfixia, el pueblo y el sol que alumbra pero también quema, son elementos siempre constantes que nutren las historias y las hacen surgir y con ellas toda la singularidad y destreza que hacen de esta escritora una de las cuentistas más importantes de México. Sus cuentos siempre están situados sobre un cierto orden...