Ay mujeres

Ay, mujeres
Por Héctor Rincón

No sé qué fue, si fue esta urgencia de plata que a todos parece carcomer o fue ese prurito de pensar en la mujerplacer, en la mujeradorno; no sé qué fue pero lajornada del Día de los Derechos de la Mujer de este año me resultó entre risible y dramática, en la mitad del camino de la lágrima y la carcajada. No se qué fue, pero triunfó la cosificación. Al discursohistórico del por qué la conmemoración (la hoguera en la que ardieron seis millones de mujeres en la inquisición del Papa Inocencio VIII; las 129 mujeres también quemadas vivas en Nueva York en 1857;y Juana de Arco y Policarpa Salavarrieta y la Cacica Gaitana), a todo eso se le impuso una espontánea estrategia comercial que terminó por darle al Día un color que a muchas les resultó insultante.Desde temprano en las calles vendieron florecitas para que le lleves a tu novia, como si fuera el día de los novios. Y en los periódicos anunciaron ofertas de almuerzos, como si fuera el día de lasecretaria. Ampliaron las horas felices en los bares, y los moteles se alborotaron con avisos para alborotar la clientela a la que creyeron ávida de arruches como si fuera viernes. Y así: promoción decosméticos y de lencería; declaratorias de amor en las emisoras con dedicatorias de canciones; un gremio del sector privado que quién sabe en qué estaría pensando mandó de regalo a las mujeres de sulistado un cepillo y un espejo (¡?), y así: un festín comercial, incluso obsceno, del todo divorciado de la intención política de unas conmemoraciones urgentes. Al lado de esa feria, cifras y cifras deloprobio: que el 91% de las colombianas sufre algún tipo de violencia; que hay un millón de mujeres desplazadas de sus orígenes que llevan en sus hombros el peso de sus familias enteras con ingresosinferiores al salario mínimo. Cifras como esas y como esas otras que abundan en estos tiempos de las estadísticas desaforadas: que el tanto por ciento violada, que el tanto por ciento ultrajada. Y...