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NEUROBIOLOGÍA DEL
SUICIDIO
· Aspectos epidemiológicos
· Suicidio y comorbilidad
· Neurobiología
EL SUICIDIO es una causa frecuente de muerte; cada año se suicida un milló n
de personas, que corresponde al 1,8% del total de fallecimientos, pero lo más
dramático es que el suicidio representa la segunda causa de mortalidad en los
jóvenes entre 15 y 24 años de edad. Aunque las estadísticas no son confiables,
debido al subregistro, se considera que por cada suicidio se presentan 10‑25
intentos o tentativas de suicidio y que ent re el 10‑15% de quienes han intentado
suicidarse terminan logrando su objetivo.
Se estima que el riesgo de muerte en quienes hacen intentos de suicidio es 100
veces superior a la población general y que el 2% lo hacen en el año siguiente de
su intento frustrado. Se calcula que el 25% de los suicidas recibieron tratamiento
en el año anterior por autolesio nes.
A nivel mundial las cifras de suicidio van en aumento e igual ocurre en
Colombia, a tal punto que el suicidio se ha constit uido en un problema de salud
pública que requiere un abordaje integral e interdisciplinario en do nde la
prevención, el diagnóstico temprano en poblaciones de riesgo y el tratamiento
deben ser oport unos y eficaces para evitar el sufrimiento, el alto costo social y
económico que genera en las familias, en la utilización de los servicios de salud
y en la sociedad en general. La palabra suicidio viene de los vocablos latinos sui que significa sí mismo, y
caedere: matarse; suicidio significa matarse a sí mismo y, es, por lo tanto, un
acto voluntario.
DURKHEIM define el suicidio como ʺtoda muerte que resulta mediata o
inmediatamente, de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima
misma y sabiendo ella que debía producir ese resultadoʺ. Aunque definido de
esta manera el suicidio parece un concepto simple, no es así, porque se trata de
un fenómeno complejo y de diversas categorías de comportamiento, hasta el
punto que después de décadas de est udio del fenómeno suicida no existe una
nomenclat ura unánimemente aceptada. La heterogeneidad de lo s
comportamientos suicidas y las diversas explicaciones aportadas desde
distintas disciplinas han dado lugar a múltiples clasificacio nes y abordajes.
La clasificación de CARROL, parecer ser la más completa y clarificadora porque
distingue tres grandes grupos: la ideació n suicida, las conductas relacionadas
con el s uicidio y el suicidio cons umado y dentro de cada grupo considera
aspectos como la intencio nalidad (deseos de morir frente a conductas
instrumentales que tienen como propósito modificar el entorno), el grado de
certeza que tiene el paciente de su conducta (distingue entre conductas
autodestructivas directas e indirectas) y la existencia de lesiones. A pesar de
estos datos conocidos y bien contrastados persiste la dificultad en los hospitales
generales en la atención de estos pacientes, en poder valorar el riesgo suicida y
más aún, en algunos casos de realizar el diagnóstico acertado y no solamente en
limitarse en la atenció n de lo meramente somático haciendo una negació n de la
vida psíquica y de la relació n interpersonal y familiar. SUICIDIO Y COMORBILIDAD
Está demostrado que en el 90% de los suicidios consumados existe un trastorno
mental diagnosticable en el momento de la muerte. JHON MANN afirma que
en el 60% de los casos se encuentra un sustrato de enfermedad depresiva y en el
40% restante trastornos de personalidad, alcoholismo, drogadicció n o
esquizofrenia. Sin embargo, ...
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