Bach

BACH Y LA AÑORANZA DE LA MUERTE
Por:
Luis Guillermo Quijano Restrepo.

Esta pequeña charla sobre el gran "Cantor de Leipzig", tiene como hilo conductor una idea: la muerte. Y es que la muerte era para el maestro una meta en su vida y no solo desde su ancianidad. Toda la vida de Johann Sebastian Bach ( Eisenach, 21 de Marzo de 1685, -Leipzig, 28 de Julio de 1750), estuvo marcada bajo elsigno de la Cruz, así lo refiere su esposa en la "Pequeña crónica de Ana Magdalena Bach": "grabada profundamente en el corazón llevó siempre la imagen del crucificado y su música más noble fue un grito nostálgico que le arrancaba la visión de Cristo redivivo". Fue un gran admirador además de Martín Lutero y un profundo devoto. En esta misma crónica, escribe ella de su esposo: "era el hombre másreligioso que he conocido en mi vida" y esto no es de sorprender si se refiriese solo en comparación con ciertos hombres. Aquí se incluían aun los más santos pastores de la iglesia luterana, según la opinión de Ana. Pero no era una religiosidad limitada al cumplimiento de las obligaciones litúrgicas, la religión de Bach era, según ella, "profunda" de tal manera que "para él la religión era algoreservado, que no hay que mostrar constantemente pero que existe y no se olvida nunca." Bach acostumbraba a recogerse en su habitación, junto con su esposa, y leían no sólo las "Escrituras", sino también los escritos de Martín Lutero, de los cuales sacaban gran contento. Uno de los pasajes que más disfrutaba de leer era sacada de "Las Conversaciones de Sobremesa" y decía : "Cuando la músicanatural es elevada y espiritualizada por el arte, puede el hombre reconocer hasta cierto punto (totalmente es imposible) la perfecta sabiduría de Dios en su maravillosa creación musical." Ya en su trabajo como maestro de capilla sea en Arnstadt (1703-1707), Mülhausen (1707-1708), Weimar (1708-1717), en Cöthen (1717-1723) o finalmente en Leipzig (1723-1750), todo su que-hacer musical, desde probarórganos, enseñar y componer (sea en improvisaciones en el órgano, sea en sus obras instrumentales profanas para el Príncipe Leopoldo de Cöthen), todo, digo, fue exclusivamente "para la gloria de Dios" (Soli Deo Gloria), así copiaba en sus manuscritos, al igual que las letras J.J (Jesus Juva, Jesús ayuda). A la hora de improvisar, por ejemplo, ninguna presencia le amedrentaba ni los aplausos perturbabansu ánimo, pues decía, " toco siempre para el mejor músico del mundo. Quizá no esté presente, pero yo toco como si lo estuviera."

Conjuntamente con la idea de dar sólo gloria a Dios con su música, su trabajo estaba atravesado también por una "ardiente añoranza" como nos lo dice su esposa: "Pero lo más extraño de todo era una ardiente añoranza que le acompañó durante toda la vida de trabajo :la añoranza de la muerte." No se trata de una idea "obsesiva" ni mucho menos aterradora como lo es hoy para nosotros, tal vez por que los medios de comunicación no pueden ver en ella sino una amenaza para su "libre expresión "(¿por qué será tan difícil para nosotros hoy ver la muerte con esperanza y gozo?). Precisamente esta era la impronta de la muerte en Bach:

La muerte no había sido paraél causa de terror, sino que la había considerado toda su vida como una esperanza a la que miraba cara a cara, pues la conceptuaba el verdadero complemento de la vida. También en su música había reflejado ese estado de su alma, y nunca eran sus melodías tan hermosas y apasionadas como cuando en sus cantatas se habla de la muerte y de la despedida de este mundo.

Un ejemplo de ello lo podemosencontrar en la cantata "Ich habe genug" BWV 82 (Ya tengo suficiente o todo está consumado) escrita en la época de Leipzig en 1727 para el servicio de purificación y en la que el poeta expresa con júbilo su partida tal como el anciano Simeón lo hizo al ver al que sería el anhelado Mesías:

"¡Esta consumado!
Yo lo he visto;
mi fe la ha impreso Jesús en mi corazón;
ahora deseo, aún hoy con...