Bachiller
En Venezuela, país que en promedio ha sostenido durante los últimos cincuenta años una de las mejores y mayores dimensiones económicas de la región, que arroja números impresionantes incluso dentro del contexto continental, y una de las tradiciones democráticas más estables (ininterrumpida desde1948), resulta inexplicable e ilícito la aplicación del discurso demagógico y menos aún la presencia de indicadores sociales y económicos negativos.
Sin embargo, la demagogia se tornó costumbre en nuestra política nacional, al punto de alcanzar efectos alarmantes, como el de cegar la voluntad del pueblo por años y producir la atrofia de su conciencia social, hasta convertir al ciudadanovenezolano en una especie de máquina robotizada, a la cual se programaba para entender la democracia fundamentada en tres aspectos bastante degradantes de su naturaleza perfectible:
1.- El cíclico ejercicio del voto electoral, impuesto además bajo patrones escasamente alternativos;
2.- La representación política bi-polar, manejada mediante cúpulas directivas, sin real participación de base; y
3.- Lasumisión a una doctrina de mercado que imponía las reglas políticas de participación social y de ejercicio gubernamental; es decir, determinaba la relación pueblo-gobierno.
El instrumento o vehículo más eficaz para la programación de la conciencia de participación política de la población era el Partido, institución cuyos mecanismos de desvirtuación ideológica y control social llegaron incluso apenetrar y accionar dentro de los núcleos comunitarios, asociativos y gremiales más representativos para la sociedad venezolana –por lo menos durante las décadas de los 70 y 80-: las asociaciones de vecinos, los sindicatos laborales y el estudiantado.
Dentro de este esquema participaron tanto partidos políticos de derecha como de izquierda, que en Venezuela “desplazaron” sus contenidosdoctrinarios hacia una relación centralizada en el ejercicio del poder político al servicio de los intereses del poder económico nacional e internacional.
Para justificar este estado perverso de relación la demagogia emplea mecanismos curiosos pero efectivos, como la desnaturalización de conceptos y de propiedades y la tergiversación de categorías analógicas. Así, tanto derechas como izquierdas,repiten fundamentaciones alejadas de su realidad conceptual y aun práctica, y ocultan con ello la verdadera dimensión y alcance de las cosas, los discursos y las problemáticas nacionales.
El cooperativismo comunitario y el corporativismo empresarial de las instituciones del Estado, son mecanismos válidos y generalmente eficientes para garantizar la participación democrática de la ciudadanía en losprocesos de producción, crecimiento y desarrollo sociopolítico, económico y cultural, y el adecuado control de los factores que inciden en el sano crecimiento estructural de una Nación, frente a las estrategias demagógicas de los gobiernos que se han enquistado en el simple y muy poco republicano ejercicio de la democracia representativa.
Hasta ahora Venezuela parece sostenerse en este camino,que fue emprendido con la llegada al poder en 1999 de un criterio administrativo gubernamental que se fundamenta en una ética social incuestionable: el Estado debe honrar los compromisos y deudas contraídos con la sociedad y sus instituciones a lo largo de décadas de ejercicio demagógico-partidista, sin desconocer que le asiste el derecho a exigir la corresponsabilidad social en la construcción deun nuevo modelo de República, uno que responda además a la dimensión que el sistema democrático de gobierno debe tener en el marco de un escenario mundial globalizado: la multipolaridad política y la participación activa de todos los actores sociales, sin distingo de raza ni condición económica y social.
El gobierno de Venezuela verá ratificada dentro de poco la misma voluntad popular que lo...
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