bachiller
Meresultó grato comprobar como un eminente matemático logró -y fue todo un mérito- asistir a las clases de “Filosofía de las matemáticas” impartidas por un filósofo y lingüista en Inglaterra, Witgenstein,quizá esto demuestre lo cercanos que estamos en este empeño de comprender y sistematizar la realidad aunque el objeto de nuestro estudio varíe.
En un mundo acelerado por el consumismo “prêt à porter”y los “personajillos” encumbrados por los medios de comunicación para “usar y tirar”, es bueno detenerse en el pensamiento, los logros, los fracasos y la vida de quienes no buscan sino avanzar en elconocimiento; de quienes no buscan la popularidad ni la riqueza, sino que los dejen trabajar en paz. Es el esfuerzo de un colectivo riguroso, meticuloso, callado, una parte de la intrahistoriaunamuniana. Sus éxitos nos afectan, sus nombres nos pasan desapercibidos salvo algún que otro minuto de gloria en un premio como el Nobel, por su transcendencia publicitaria, para acabar de nuevo perdiéndoseen la nebulosa del “esto ya no interesa” o ¿quién recuerda al premio Nobel de Física de hace cuatro años? Yo, no.
El presente libro me recuerda una película que me encantó y os recomiendo, creo que...
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