Bachiller

Querido padre: mientras te escribo, estoy solo (y me refiero a esa soledad verdadera, tácita, innegable). Esa soledad sin gente, sin recuerdos, sin alegrías ni tristezas... esa soledad sin siquieraalguien en quien pensar. Esa soledad real, no camuflada por personas cercanas. Verdadera soledad. Gracias a ella, sin embargo, me he encontrado con una persona que hasta hace muy poco tiempo noconocía. Con alguien a quien nunca había visto. Me he topado con nada más ni nada menos que conmigo mismo, que es en esencia haberme topado con un ser cualquiera, con uno más. Tremendo fue mi temor al notarque no lo conocía, que nunca había hablado con él, que no sabía sus gustos ni temores. Nada sabía de esta persona que ahora te escribe. Absolutamente nada.En la soledad de mi propia casa, sin conocerloa él, te escribo a ti.Muy cierto es que vivimos en un mundo de ficción, es increíble. Con casi tres décadas de vida, este inédito personaje escribe (sin conocerse) sobre alguien a quién creyóconocer. ¿Cómo lograr veracidad en estas líneas? No creo que sea fundamental, ni siquiera necesario. No me conozco ni te tengo, pero siento:Cuando recuerdo uno de nuestros últimos momentos juntos, tereprocho: "Padre, ¿no tendrías ganas de abrazarme un minuto?" "No ves que pronto morirás y jamas volveremos a vernos..." No, no lo habías notado. ¿Realmente no sabías que ibas a morir? ¿Nunca pensaste que,una vez muerto, no podrías volver a abrazarme jamas? Para serte sincero, yo tampoco pude preverlo. Ninguno de los dos pudo. Es cierto. Creo que la sangrienta daga en mi corazón, que luego de seis añoscontinua doliendo, se debe a eso.  A la trágica noción de que jamas podré volver a tenerte. Jamás hasta el último día de mi vida podré si quiera escuchar tu voz. Tremenda tragedia. Inevitable supongo."Padre, deja de insultarme, creo que Dios tiene planeado llevarte muy pronto". "¿Ya olvidaste que ese muchacho al que agredes ahora es el mismo que años atrás mimabas y cambiabas los pañales? ¿Lo...