Bachiller
Todas las mañanas muy tempranito, salía al mercado, allí vendía los limones que cosechaban en el patio de su casa y por las tardes se dirigía a la escuela para vender los heladitos que hacia su mamá. Siempre quellegaba al colegio, se situaba cerquita de la puerta del salón más grande, el aula de 6to grado, allí esperaba sentado la hora del recreo para vender los helados. Mientras tanto, miraba a los alumnos con verdadera admiración, él deseaba ser uno de ellos, ¡Un niño con la oportunidad de estudiar!, pero sabía que solo era un sueño, ya que debía ayudar a su familia y eso era lo más importanteahora, aun así él se sentía feliz de poder estar todas las tardes en la escuela, disfrutaba observando y escuchando desde la puerta las explicaciones que daba la maestra. Un buen día llegó a la escuela un señor muy elegante y dijo: Buenas tarde señora Directora, soy el jefe de la Zona Educativa del estado Sucre, le informo que vengo por aquí para entregar una beca a un alumno de esta institución.Ante las palabras del señor, La directora lo invitó a dirigirse al aula más grande, al llegar allí el hombre observó, que cerca de la puerta del salón estaba un niño muy tranquilo, su carita irradiaba mucha ternura, sus ojos grandes reflejaban una mirada cálida y angelical, tenía una cajita muy cercana a él, la cual vigilaba como si ésta fuese muy importante. Cuando el hombre entró al aula, miró ala docente parada al lado de la pizarra, hablando a los alumnos, recibiendo poca atención por parte de estos, el hombre miró a los estudiantes y se sorprendió al ver a algunos niños fuera de sus asientos, parados y sin prestar atención, muy pocos de ellos estaban sentados. Ante tal espectáculo el señor con voz enérgica dijo: - Niños, niñas buenas tardes, ¡Por favor ocupen sus asientos!, oigan loque les voy a decir; En ese instante todos los niños se sentaron y prestaron atención, mostrando en sus caritas un poco de pena y ansiedad por escuchar lo que esa persona les iba a expresar. El señor comentó: Les traigo una buena noticia, hoy le regalaré una beca a uno de ustedes, para esto, solo les haré unas preguntas, el alumno que conteste correctamente será el merecedor de la beca, en eseinstante los estudiantes hicieron movimientos suavecitos con su cuerpos como fijándose en sus asientos, quedando bien sentaditos, quizás pensando que de esa manera escucharían mejor. Por otra parte José estaba atónito ante las palabras de ese hombre y aun cuando sabía que él no podía obtener esa beca por no ser estudiante, se sintió feliz de poder estar allí y escuchar lo que iban a preguntar. Aver, niños y niñas, expresó el señor, ¿Quién de ustedes puede hablarme de Simón Bolívar?. Nadie respondió, todos estaban muy callados, cosa rara, ya que por lo general la maestra pedía que hicieran silencio para poder escuchar la clase. José pensó como le gustaría responder, hablar de Simón Bolívar y recordó con alegría el libro que su tío le había regalado, un libro grande y viejo, sus páginas...
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