Bachiller

EL TAZÓN DE MADERA

Una vieja se fue a vivir con sus hijas y su nieta de 8 años. Ella vivía sola y deseaba compartir con su familia sus últimos días. Los años no habían pasado en balde: ya letemblaban las manos, su vista era torpe y sus pasos no eran tan ligeros como antaño. Toda la familia comía reunida en la mesa del comedor, pero las manos temblorosas y la vista enferma de la abuelitahacían que alimentarse fuera un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso sucedía con frecuencia que se le derramaba la leche sobre el mantel.

Las hijasse fastidiaron con la situación.

—Tenemos que hacer algo con mi madre—dijo la hija—. Ya hemos tenido suficiente y estoy harta de esta situación; derrama la leche, hace ruido al comer y tira lacomida al suelo.

Así fue como las hijas decidieron poner una pequeña mesa en una esquina del comedor para servirle a la vieja. Así pasaron los días y la abuelita comía solitaria mientras el resto de lafamilia disfrutaba la hora de comer.

Como ya había roto varios platos, decidieron servir su comida en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia el sitio de la abuelita y podían verle unalágrima furtiva mientras estaba allí sentada y sola. Sin embargo, las únicas palabras que las hijas le dirigían eran reproches cada vez que dejaba caer algún cubierto o la comida. la nieta de 8 añosobservaba todo en silencio.

Una tarde, antes de la cena, observaron que su hija estaba jugando con unos trozos de madera en el suelo, y la mamá le preguntó suavemente:
—¿Qué estás haciendo, hija?Con la misma dulzura la niña contestó:

—Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mi tía  para que, cuando yo crezca, ustedes coman en ellos.

Sonrió y siguió con su tarea.
Las palabrasde la pequeña golpearon a su madre y a su tía de tal forma que quedaron sin habla. Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambas supieron lo que...