bachillerato
Ganadora de 55 medallas, AnnaTarrés, la entrenadora más exitosa en la historia de la natación española, fue despedida hace unos días. "Sus formas -la acusaron algunas atletas- no han tenido límites" y "sin límites" Tarrés cayó en "un método peligroso y perverso donde el fin justifica siempre los medios". La tachan de groserías y autoritarismo, como cuando ordenó a una nadadora que se tragara el vómito antes de rendirse. Otrossugieren que las denuncias, tardías e imprecisas, son sólo una excusa para dirimir una interna política. Exigente y perfeccionista, Tarrés, dicen sus defensores, sólo impuso la dura disciplina que se requiere para competir en el alto rendimiento. Una preparación, describió el diario El País, que suele tener "estrategias inspiradas en los regímenes militarizados del antiguo bloque soviético". Unreputado preparador argentino me recuerda un entrenamiento de gimnasia que presenció en la ex URSS. Niñas de 4-5 años arqueadas en el piso, con una pesa sobre la columna. Otro estuvo hace pocos años en China. El método se apoyaba en la cantidad: "Quedaban seleccionadas -me dice- las que se podían quedar más horas colgadas de la barra". El ejemplo extremo fue siempre el de la ex Alemania Oriental, queimpuso una ingesta masiva de anabólicos a nadadoras de espaldas anchas y voz ronca que luego, además de alteraciones hormonales que les imposibilitaron tener hijos, provocaron daños en corazón, riñón o hígado, según lo revelaron documentos oficiales.
"El problema de las mujeres de la DDR no era la natación, sino que sus entrenadores querían que tuvieran la fuerza de hombres, el deporte pasaba asegundo plano", me dice Osvaldo Arsenio, director nacional técnico deportivo de la Secretaría de Deportes. Arsenio recuerda un diálogo, en pleno Mundial de Natación de España 86, que tuvo al borde de una piscina con Bill Sweetenham, un duro y célebre entrenador de la natación australiana, que pasó por un reformatorio porque se defendió con un palo ante su padre golpeador. "No doy más, estoydescompuesto", le rogaba un juvenil. "Seguí nadando", ordenaba Sweetenham. El joven hizo dos piletas más y salió con arcadas. "¿Me puedo ir?", preguntó. "Te podés ir, pero si te vas hoy no vuelvas nunca más." Arsenio habla también de otro tipo de maltrato. El del entrenador que exige esfuerzos ridículos al atleta, engañándolo, porque sabe que no tiene chance alguna de llegar al alto nivel. O el del queestablece competencias insanas entre sus propios atletas. En su libro Cómo se forma un atleta , Arsenio recuerda el rol de algunos padres en sus primeros años como entrenador de natación. Leyeron un artículo precario que decía que el bicarbonato retardaba la aparición del ácido láctico en la sangre. Convencidos de que sus hijos ganarían así en resistencia, suministraron antes de la prueba a los...
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