Bailando con el fantasma de Marjorie y analisis
A nadie le sorprendió la muerte de Marjorie, la esposa de Conrad Sharpe.
Conrad Sharpe era un hombre malo –un buscapleitos y un bocón. Era demasiado perezoso y tacaño para arreglar el techo que goteaba en la primavera o la puerta y los marcos de las ventanas que dejaban pasar el viento aullador del invierno, pero esperaba que su esposa mantuviera la casaacogedora y confortable. Ella tenía las manos rasposas y coloradas de trabajar en la casa y trabajar en el jardín. Trabajaba todo el día, hasta bien entrada la noche. Los vecinos solían decir que por cada año que Marjorie permanecía casada con Conrad parecía envejecer dos.
Así que a nadie le sorprendió cuando, en un día gris y frío cuando el otoño se convirtió en invierno, Marjorie Sharpemurió.
Los vecinos dijeron que por fin Marjorie podría descansar.
Pero, ah, cómo lloró Conrad en el funeral de Marjorie.
A Conrad Sharpe le gustaba ser siempre el mejor en todo: el más grande, el más ruidoso, el más rápido: el mejor. Y si nunca se le ocurrió ser el mejor esposo, vaya, pues ésa no era una razón para no ser el mejor viudo.
Fue al almacén general de Kelly y se compró el traje máscostoso para que todo el mundo lo viera y también el mejor vestido para amortajar a Marjorie. Compró el féretro más costoso en el taller de ataúdes de Gilbert Allen, y se arrojó encima de él cuando el enterrador cerró la tapa, porque Conrad Sharpe quería asegurarse de que todos vieran lo fino que era. Sin embargo, tuvo cuidado de no arrugar su traje nuevo.
Conrad gimió y sollozó sin parar mientrasbajaban el ataúd a la tierra para que todos vieran cuán dedicado esposo había sido.
Después invitó a todo el mudo a su casa, a comer y beber, y para recordar a Marjorie, aunque nunca en vida de Marjorie estuvo dispuesto a gastar dinero en una fiesta.
-Ay, Marjorie, pobre Marjorie –dijo a sus vecinos-. ¿Recuerdan cuánto le gustaba bailar?
Los vecinos se acordaban. Se acordaban de Marjorie bailandoantes de casarse con Conrad.
-Parecía que nunca había tiempo para bailar –dijo Conrad, pero la verdad él era demasiado desagradable para disfrutar con la música y el baile-. Ay, si al menos Marjorie pudiera volver, aunque fuera por una noche –exclamó Conrad-, juro que bailaría con ella hasta que su corazón quedara satisfecho.
En eso se sintió el rugido del viento, donde un momento antes no habíaningún viento. Ruidosamente agitó los tablones de la casa de los Sharpe y penetró por las grietas de las ventanas y por la chimenea, apagando la vela que estaba junto a la silla de Conrad.
Y luego se fue.
En la súbita quietud, Conrad se dio cuenta de que todos lo miraban. Se frotó los ojos y repitió:
-Ay, si al menos Marjorie pudiera volver, aunque fuera por una noche, juro que bailaría conella hasta que su corazón quedara satisfecho.
En la calle, a lo lejos, los perros de los vecinos empezaron a ladrar.
Luego, los perros de los vecinos más cercanos empezaron a ladrar.
Y luego los de los más cercanos.
Y luego los de los más cercanos.
Hasta que el perro del vecino de la casa de junto empezó a ladrar.
Hasta que algo sonó, como si alguien rasguñara la puerta principal de la casade los Sharpe.
Los vecinos se miraron unos a otros y miraron a Conrad.
Para demostrar su valor, Conrad se levantó de la silla junto a la vela apagada, caminó hacia la puerta y la abrió.
No había nada…
Salvo en la capa de nieve que cubrió la calle después de que todos ya se hubiesen entrado: había huellas, huellas que procedían de la bocacalle, subían por la calle y terminaban en la puerta de lacasa.
Pero no había nadie ahí.
Con las manos temblando Conrad cerró la puerta. Y echó el cerrojo. Y dijo, por tercera vez, para demostrar que tenía frío y no miedo:
-Ay, si al menos Marjorie pudiera volver, aunque fuera por una noche, juro que bailaría con ella hasta que su corazón quedara satisfecho.
La puerta se abrió, haciendo saltar la madera y el cerrojo.
Ahí estaba Marjorie Sharpe,...
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