baile rojo
Para comentar el documental fuimos invitados al estudio Carlos Franco, encargado del Programa Presidencial de Derechos Humanos, y yo. Sin ninguna clase de respeto por las víctimas y sobrevivientes del genocidio, el señor Franco sostuvo que diversos "grupos privados" asesinaron a los miembros de la UP porqueellos "combinaban todas las formas de lucha". Este argumento, que han utilizado en los últimos veinte años las autoridades, no es nada distinto que la promoción de la empatía social con una intencionalidad genocida mediante la justificación de actos criminales.
Ya una vez recurrí a la justicia para que se prohíban esta clase de injurias. En su sentencia T-959/06, la Corte Constitucional rechazó lapropaganda de la campaña de reelección del presidente Álvaro Uribe como medio para justificar el genocidio. La Corte afirmó que esa clase de propaganda"desconoce que la Unión Patriótica fue un movimiento político, que participó en justas electorales y que tuvo presencia en distintos cuerpos representativos. El ocultamiento de esta realidad tiene por consecuencia la promoción de una imagen negativa delmovimiento y de sus miembros, pues en lugar de ser considerados legítimos actores políticos, se les hace aparecer como responsables de delitos perpetrados en contra de civiles".
La sociedad colombiana no es consciente de su grave crisis ética. Somos el segundo país del mundo con la más alta tasa de desplazamiento forzado, con un conflicto de más de cuatro décadas en el que se practican todas lasformas de violencia y en el que se apela a la crueldad extrema para exacerbar el sufrimiento. La idea de que somos una democracia imperfecta enmascara un estado de barbarie. Se trata de una plena inconsciencia de las dimensiones y la naturaleza del horror como efecto del prolongado ejercicio de la legitimación de la violencia desde todas las posturas ideológicas, desde el estado, los gruposarmados, los partidos políticos, los medios de comunicación, la Iglesia y la academia. En las condiciones de un conflicto armado, cualquier acto justificatorio de los crímenes cometidos es equivalente a una incitación a que se sigan cometiendo. Por eso debería ser considerado un delito apelar a toda modalidad de legitimación pública de la violencia, y en primer lugar, que los gobernantes justifiquenlas atrocidades cometidas por el propio aparato estatal.
2 parte
Para entender el presente de la situación en Colombia, hay que buscar entender su historia, y su contexto. La historia de intolerancia política ejercida desde el gran capital mediante su instrumento institucional del Estado y sus reiterados ejércitos paramilitares es absolutamente aterradora: la eliminación sistemática de...
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