Bajo El Álamo De La Pradera

BAJO EL ÁLAMO DE LA PRADERA

por MARLON GONZÁLEZ OCAÑA

Ella tenía su amor atado a la cintura. Su cabello se agitaba al viento como olas en altamar. Sentíase chasquear los árboles y caermoléculas sobre su desnuda piel, desplomada en el centro de la pradera, bajo el frondoso álamo, de cuya sombra se decía que desafiaba a las tinieblas. Sus ojos se habían cerrado dejando resbalar por suensangrentado rostro dos gotas de pasión adolorida, de esas que maltrecha al alma y nublan el coherente pensar. Traviesas gotas de lágrimas fugitivas que en su carrera diabólica por caer al suelo encontrarondestino final en sus manos atormentadas. Su corazón latía cual si quisiera romperle el pecho, más no lo notaba; por más que quisiera no podía dejar de contemplar a su amor, atado a su cintura. Oyesecantar a un búho; su rostro palideció, y disminuyendo su respiración captó los últimos sonidos de la pradera; insignificantes sonidos. Sintió el crujir del viento, cada vez más fuerte; el movimientode las mariposas sobre las flores; el despertar de los rayos del Sol y la pujante voz de su conciencia; acusadora como siempre. Ella tenía su amor atado a su cintura, y permanecía inmóvil, incapacitadapor el miedo; acusada por la quietud que brotaba del majestuoso álamo; y apuñalada por su amor. Desventura sin igual de días alocados. Fiestas, amores, trasnochadas de insomnio y desenfreno.Miserables fantasías que se presentan con rostros de bondades divinas. Bestiales pasatiempos que acarician la piel del más inocente con tal que se le miren a los ojos. Recordaba…Ella recordaba, enmendaba suculpa al viento, acariciaba el grueso tronco del álamo, miraba su rostro reflejado en su sombra; magnífica representación de su yo más íntimo. Interpelada por sus sueños, acariciada por las sombras,tenía su amor atado a su cintura, cual mística unión de madre e hijo, éste último como capullo que de súbito se vuelve mariposa. No lloraba, no fingía, no agitaba sus manitas: no vivía. Ella le...