Bajo la piel
Favio se despertó de golpe y quedó sentado en la cama, escuchando. Estaba de noche y afuera de la casa había un gran alboroto. Los caballos relinchaban en elestablo, y desde el corral cercano llegaba el balido asustado de las ovejas.
Favio trabajaba en aquel establecimiento rural. Esa noche se hallaba solo, cosa que no pasaba muy seguido, por eso Faviomaldijo su suerte mientras se calzaba apresuradamente. Antes de salir buscó la escopeta y la cargó mientras seguía maldiciendo en voz baja.
La noche no era oscura; una media luna se encontraba en lacumbre del cielo. Salió al patio y echó una rápida mirada hacia las otras casas, temiendo que en alguna de las ventanas se recortara la silueta de un invasor. Un ruido leve lo hizo girar hacia la sombra deun naranjo, y de la negrura de esa sombra salió al trote, andando en cuatro patas, una figura que no era humana. La aparición repentina de aquel ser peludo lo impactó un instante, pero enseguidareconoció aquella figura: era el “Oso”, el perro del lugar. El perro, que era enorme, fue hasta donde estaba Favio. Éste le acarició la cabeza y dijo en voz baja:
- Estás viejo y sordo, “Oso”. Vayaguardián que es este perro.
Pero a pesar de decir eso, Favio se sintió un poco más tranquilo al estar acompañado por aquel perrazo. Juntos fueron rumbo al corral. Pasaron al lado del establo; comoéste se mantenía cerrado siguió hasta el corral. Las ovejas se apretujaban en el otro extremo. Las que estaban en el exterior del tumulto intentaban avanzar hacia el medio de él a los pechazos; todo estoentre balidos de terror.
“Lo que las asusta tiene que estar muy cerca de aquí”, pensó Favio. Al sentir que algo le tocó la espalda saltó hacia adelante con un grito. El mismo susto lo hizo girarrápidamente. La cosa que se parecía al perro se alejaba ahora corriendo sobre sus dos patas traseras, erguido como un hombre, y lanzando una especie de carcajada como la que emiten las hienas....
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