baka
Disponíame a dirigir al desconocido el “zalam”[1] trivial delos caminantes, cuando con gran sorpresa le vi levantarse y pronunciar lentamente:
- Un millón cuatrocientos veintitrés mil, setecientos cuarenta y cinco.
Sentóseenseguida y quedó en silencio, la cabeza apoyada en las manos, como si estuviera absorto en profunda meditación.
Me paré a corta distancia y me puse a observarle comolo habría hecho frente a un monumento histórico de tiempos legendarios.
Momentos después se levantó, nuevamente, el hombre, y, con voz clara y pausada, enunció otronúmero igualmente fabuloso:
- Dos millones, trescientos veintiún mil, ochocientos sesenta y seis.
Y así, varias veces, el extravagante viajero, puesto de pie,decía un número de varios millones, sentándose en seguida en la tosca piedra del camino.
Sin saber refrenar la curiosidad que me aguijoneaba, me aproximé al desconocido,y después de saludarlo en nombre de Alah (con Él en la oración y en la gloria)[2], le pregunté el significado de aquellos números que sólo podrían figurar enproporciones gigantescas.
¡Forastero!, respondió el “Hombre que calculaba”, no censuro la curiosidad que te llevó a perturbar la marcha de mis cálculos y la serenidad de mispensamientos. Y, ya que supiste ser delicado al hablar y al pedir, voy a satisfacer tu deseo. Para eso necesito, sin embargo, contarte la historia de mi vida.
Regístrate para leer el documento completo.