Banderin
Páginas: 3 (580 palabras)
Publicado: 26 de agosto de 2012
“Todo lo que ves chorrea fútbol y tango”
El bar, atendido por sus propios dueños aún conserva la forma calida y amigable de dirigirlo. Sus clientes aseguran que visitarlo quita la necesidad de ira la cancha. Allí se respira fútbol, tango y “olorcito a café”.
Carlos, que concurría a “El Banderín” hace 40 años, se sienta y se queda callado. Mira todo lo que ocurre a su alrededor. Mira y seríe, recordando cuando él jugaba a las cartas con sus amigos del barrio. El bar no cambió su aspecto, sigue cubierto por más de 500 banderines de todo el mundo, sus mesas desmanteladas se mantienenintactas y aún se siente la misma calidad de siempre. Un perro y un inmortal gato negro de cola blanca pasean entre las mesas amigablemente entre los comensales.
El tiempo parece haberse detenidodejando grabado en sus paredes la esencia de lo que siempre quiso ser: “un lugar de contención, como si fuese un club”, cuenta Luis. Luis es amigo de Don Mario, dueño hereditario de la esquina deGuardia Vieja y Billinghurst. Ambos fanáticos y socios vitalicios de River Plate colocan claveles rojos y blancos en las mesas cuando gana. “Luis! Luis!” grita un cliente, quería mostrarle que en el plasmaque cuelga de la pared estaban mostrando en directo el entrenamiento de Boca. Al ver para qué lo habían llamado, Luis se da vuelta y afirma irónico: “la amistad con el cliente y la palabra con él, esmas importante que otra cosa”.
Por la mañana, se encuentran grupos de arquitectos que juntan las mesas para hablar entre si y tomar algo para comenzar el día. “Un cortadito”, como decía Tato Bores,que esporádicamente concurría al bar; Carlos Gardel, vecino del barrio, tomaba religiosamente su café mientras su madre hacía las compras. Al mediodía, paran los tacheros para hablar del fútbol deldomingo con Don Mario. Los clientes son recibidos como en su casa, no van para consumir un producto por hambre o sed. Allí van consumir otra cosa, que no se saben lo que es, pero allí están. Lo...
El bar, atendido por sus propios dueños aún conserva la forma calida y amigable de dirigirlo. Sus clientes aseguran que visitarlo quita la necesidad de ira la cancha. Allí se respira fútbol, tango y “olorcito a café”.
Carlos, que concurría a “El Banderín” hace 40 años, se sienta y se queda callado. Mira todo lo que ocurre a su alrededor. Mira y seríe, recordando cuando él jugaba a las cartas con sus amigos del barrio. El bar no cambió su aspecto, sigue cubierto por más de 500 banderines de todo el mundo, sus mesas desmanteladas se mantienenintactas y aún se siente la misma calidad de siempre. Un perro y un inmortal gato negro de cola blanca pasean entre las mesas amigablemente entre los comensales.
El tiempo parece haberse detenidodejando grabado en sus paredes la esencia de lo que siempre quiso ser: “un lugar de contención, como si fuese un club”, cuenta Luis. Luis es amigo de Don Mario, dueño hereditario de la esquina deGuardia Vieja y Billinghurst. Ambos fanáticos y socios vitalicios de River Plate colocan claveles rojos y blancos en las mesas cuando gana. “Luis! Luis!” grita un cliente, quería mostrarle que en el plasmaque cuelga de la pared estaban mostrando en directo el entrenamiento de Boca. Al ver para qué lo habían llamado, Luis se da vuelta y afirma irónico: “la amistad con el cliente y la palabra con él, esmas importante que otra cosa”.
Por la mañana, se encuentran grupos de arquitectos que juntan las mesas para hablar entre si y tomar algo para comenzar el día. “Un cortadito”, como decía Tato Bores,que esporádicamente concurría al bar; Carlos Gardel, vecino del barrio, tomaba religiosamente su café mientras su madre hacía las compras. Al mediodía, paran los tacheros para hablar del fútbol deldomingo con Don Mario. Los clientes son recibidos como en su casa, no van para consumir un producto por hambre o sed. Allí van consumir otra cosa, que no se saben lo que es, pero allí están. Lo...
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