Bando De Indulto a Los Insurgentes
Por lo general, las personas ven como una debilidad el que algunos insurgentes hayan cambiado de bando, se hayan arrepentido o claudicado. Se les olvidan las vicisitudesde la guerra, los momentos de éxito y de fracaso, las diferentes convicciones de los participantes. Si, como vimos, Rayón y Morelos no aceptaron el ofrecimiento de indulto que les fue presentado por el obispo de Puebla en 1811, el desarrollo de la lucha hizo que en otros momentos esta oferta fuera mejor recibida. Muchos de los principales cabecillas se acogieron al indulto con la proclama deApodaca del 30 de enero de 1817, en que se ofrecía una amnistía a los insurgentes que se rindieran a los comandantes realistas. Poco después ofreció una amnistía más amplia dirigida a los insurgentes que estuvieran ocultos o sometidos a proceso. De los principales jefes se indultaron José Manuel Correa, José María Cos, Andrés Quintana Roo, José Ignacio Couto y José Manuel de Herrera. Carlos MaríaBustamante tuvo que indultarse cuando fue detenido en Veracruz al tratar de huir en un bergantín inglés de nombre Castor. A algunos de ellos no les fue tan mal pues, por ejemplo José Manuel de Herrera, que había sido vicario eclesiástico de los insurgentes, diputado del Congreso y uno de los autores de la Constitución de Apatzingán, pasó a Puebla, en donde el obispo Pérez le ofreció la cátedra defilosofía en el Colegio Carolino. Otros insurgentes fueron considerados 'cabecillas muy peligrosos' —o quizá carecieron de influencias y relaciones—, y fueron por lo tanto condenados a presidios lejanos como Puerto Rico o Filipinas; muchos otros se mantuvieron en libertad condicionada hasta la amnistía general en favor de los prisioneros políticos, concedida por las Cortes españolas el 8 de marzo de1820 y publicada en México el 16 de junio y el 22 de agosto de ese año.
El Indulto dice:
4 de noviembre de 1810.
NÚMERO 118 - Tomo II
Don Félix María Calleja del Rey, brigadier de los reales ejércitos, subinspector y comandante de la décima brigada de este reino y de las provincias internas dependientes, y comandante en jefe del ejército de operaciones contra los insurgentes
El ejército desu majestad que tengo el honor de mandar, no ha entrado en este pueblo con otro objeto que con el de arrojar de él a los insurgentes; castigar a los que se mantengan en el partido de éstos, y restituir a sus habitantes la paz y el buen orden.
Con grande sentimiento he sabido que algunos, faltando a las sagradas obligaciones del vasallaje, han favorecido con sus personas, con gentes y armas a losbandidos que acaban de evacuar este pueblo.
Semejante delito merecía un castigo ejemplar; pero deseando dar a todos pruebas de la benignidad paternal con que los trata su legítimo gobierno, y en consecuencia de las órdenes con que me hallo del excelentísimo señor virrey de estos reinos don Francisco Javier Venegas, declaro lo siguiente:
1. El mismo señor excelentísimo perdona a todos los...
Regístrate para leer el documento completo.