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LAS MEDIACIONES
J E S Ú S M A RT Í N B A R B E R O
Editorial G. Gilli
México 1987
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Mediaciones
De Los Medios a Las
2. La comunicación desde la cultura
Durante largo tiempo la verdad cultural de estos países importó menos que las
seguridades teóricas. Y así anduvimos convencidos de que lo que era comunicación
debía decírnoslo una teoría –sociológica, semiótica oinformacional-, pues sólo desde
ella era posible deslindar el campo y precisar la especificidad de sus objetos. Pero
algo se movió tan fuertemente en la realidad que se produjo un emborronamiento, un
derrumbe de las fronteras que delimitaban geográficamente el campo y nos
aseguraban psicológicamente. Desdibujado el “objeto propio” nos encontramos a la
intemperie de la situación. Pero ahora ya no estábamossolos, por el camino había
otras gentes que sin hablar de “comunicación” la estaban indagando, trabajando,
produciendo: gentes del arte y la política, la arquitectura y la antropología. Habíamos
necesitado que se nos perdiera el “objeto” para encontrar el camino al movimiento de
lo social en la comunicación, a la comunicación en proceso.
Lo que ni el ideologismo ni el informacionalismo permitenpensar
Han sido dos las etapas de formación del paradigma hegemónico para el análisis
de la comunicación en América Latina. La primera se produce a finales de los
sesenta, cuando el modelo de Lasswell, procedente de una epistemología psicológico-conductista, es vertido en el espacio teórico de la semiótica estructuralista,
espacio a través del cual se hace posible su “conversión”, esto es, su encuentrocon
la investigación crítica.
Llamo ideologista a esta etapa porque su objetivo estuvo centrado en descubrir y
denunciar, articulando aquellas matrices epistemológicas con una posición de crítica
política, las estratagemas mediante las cuales la ideología dominante penetra el
proceso de comunicación o mejor, para decirlo con el lenguaje de ese momento,
penetra el mensaje produciendo determinadosefectos. La omnipotencia que en la
versión funcionalista se atribuía a los medios pasó a depositarse en la ideología, que
se volvió objeto y sujeto, dispositivo totalizador de los discursos.
Se produjo así un ambiguo recorte del campo de la comunicación que,
subsumido en lo ideológico, acabó sin embargo definiendo su especificidad por
aislamiento. Tanto el dispositivo del efecto, en la versiónpsicológico-conductista,
como el del mensaje o el texto en la semiótico-estructuralista, terminaban por referir el
sentido de los procesos a la inmanencia de lo comunicativo. Pero en hueco. Y al
llenar ese hueco con “lo ideológico” nos quedarnos con el recorte –con el
comunicacionismo- y sin especificidad. La mejor prueba de lo que estoy diciendo es
que la denuncia política que se hacía desde lacomunicación no logró superar casi
nunca la generalidad de la “recuperación por el sistema”, “la manipulación”, etcétera.
De la amalgama entre comunicacionismo y denuncia lo que resultó fue una
esquizofrenia, que se tradujo en una concepción instrumentalista de los medios de
comunicación, concepción que privó a estos de espesor cultural y materialidad
institucional convirtiéndolos en meras herramientasde acción ideológica. Con el
agravante de que reducidos a Herramientas los medios eran moralizados según su
uso: malos en manos de las oligarquías reaccionarias, se transformarían en buenos el
día que el proletariado los tomara en las suyas. Esa era la creencia salvo en ciertos
reductos militantes en los que el pecado original de haber nacido capitalistas
condenaba a los medios masivos hasta laeternidad a servir a sus amos. El
Apocalipsis fue la única alternativa a la esquizofrenia. Pero quizá no era más que su
doble. Pues en definitiva la ideologización impidió que lo que se indagara en los
procesos fuera otra cosa que las huellas del dominador. Y para nada las del
dominado y menos las del conflicto. Una concepción “teológica” del poder –puesto
que se lo pensaba omnipotente y...
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