Barbero, Devoto, Cap. V: La Revolución Del 30 Y El Nacionalismo (Resumen)

BARBERO, I., DEVOTO, F., Cap. V: La Revolución del 30 y el nacionalismo.
La revolución de septiembre.
El 6 de septiembre de 1930, los porteños presenciaron un fenómeno inusual: el avance de una columna militar sobre la Plaza de Mayo para derrocar a un gobierno constitucional. El Vicepresidente, Enrique Martínez renunció, horas más tarde lo haría Yrigoyen, y asumía el cargo el primerpresidente de facto del siglo: el General José Félix de Uriburu. ¿Cómo pudo triunfar una revolución mal dirigida y peor organizada?
Desde mediados de 1929 la situación económica iba decayendo, y se agravaría con la caída de la bolsa de Nueva York en octubre. Las dificultades de la balanza de pagos, afectada por la iliquidez internacional y por la caída del valor de las exportaciones, obligaron al gobiernoa abandonar el patrón oro. En el año 30 se profundiza la recesión: caída de las exportaciones agrícolas (mala cosecha), flexión de la producción industrial, y descenso del salario real. De todas formas, la ocupación se mantenía elevada y el grado de conflictividad social era bajo. La contracción sí era más grave desde el punto de vista político. La disminución de los recursos fiscales congeniabamal con el aumento del gasto público del sistema de Estado benefactor. El radicalismo no estaba en condiciones de resolver la situación, ni de readaptarse.
Tampoco la explicación del petróleo como móvil de la conspiración puede darnos la clave. Mayor peso tiene las disensiones internas, la lucha por la sucesión de Yrigoyen y la parálisis administrativa del gobierno. El tradicional mutismo delpresidente, y el desordenado manejo de la cosa pública, contribuían también al clima de incertidumbre.
Que las cosas no funcionaban bien, ni económica ni políticamente, lo reflejaron las elecciones de diputados de marzo de 1930: el resultado era lo suficientemente malo como para dar consenso a un golpe militar, y lo suficientemente bueno como para demostrar que el camino de las urnas para derribaral gobierno seguía vedado.
Si la crisis económico financiera, el desgobierno y la pérdida de consenso son las condiciones de posibilidad del golpe, el instrumento es el ejército. Dos proyectos habían ido forjándose en las FF. AA para derribar a Yrigoyen: uno, el del ex Ministro de Guerra de Alvear, Agustín P. Justo, el otro, el del ex Inspector General del Ejército, Uriburu (aparente vencedor).Dos imágenes han quedado de este último, la de su primo y mentor político, Carlos Ibarguren, quien lo presenta como “un espíritu enérgico, firme, de pensamiento decidido”, y la de Manuel Gálvez quien decía que Uriburu carecía de visión política. Uriburu, militar de familia tradicional salteña, había sido revolucionario en 1890, había participado del Partido Demócrata Progresista junto a Lisandrode la Torre, había visto la 1GM del lado alemán y admiraba el sistema prusiano. Lector de periódicos nacionalistas (La Voz Nacional, La Nueva República, Criterio), se impresionaba con los logros de Mussolini, influido por la ideas de Ibarguren y Lugones. No es claro cuando empezó a conspirar, pero después de su retiro del Ejército (mayo de 1929) sus propósitos se ampliaron: un levantamientotrascendental y constructivo con prescindencia de los partidos. El objetivo era distinto del de Justo, consistente en un golpe que no modificara la Constitución. Ambos grupos veían su condición minoritaria agravada por la presencia de un militar popular en el Ministerio de Guerra, Dellepiane.
Uriburu, que conspiraba en el Jockey Club y el Círculo de Armas, continuó su tarea secundado por algunosoficiales y jóvenes nacionalistas. El 27 de agosto la conspiración es detectada por el Ministerio de Guerra, el presidente no da crédito, y Dellepiane renuncia el 3 de septiembre, allanando los propósitos de los conspiradores. El día 6 la revolución resultaba triunfante.
Los grupos nacionalistas y la Revolución de septiembre.
Si el primer objetivo de La Nueva República fue expresar las ideas del...