Bares De Rosario

“Fueron años de cercos y glicinas, de la vida en orsay, del tiempo loco”.
Cátulo Castillo

Por los años 50, en el bar de Vera Mujica y la entonces Avda. Salta surcada por las cicatrices deltranvía 5 y 18, un tal Barroso, cochero de pomas fúnebres apodado el “auriga”, atendió el teléfono de madera adosado a la pared del boliche y dijo: “rotisería y bar La boca del tigre”. Un silencio recorriólas mesas, un silencio que después estalló en una risa general, festejando la ocurrencia que nunca se pudo explicar. Manzanita, Conrado, Papelito, Cavagnaro, los crotos que cambiaban las monedas de lalimosna por pan, salame, queso y el vino de diez centavos, ninguno de ellos imaginó que Barroso rebautizaría el mítico boliche para siempre, para clavarlo en los días y en los recuerdos de losmuchachos y de la ciudad. Creo que de allí nació esta imagen que después inmortalizó Fontanarrosa. Es el negativo, la copia original.
Mi viejo, Marcial Britos, uno de los habitué, contó que antes sellamaba “El jardín de France”, allá por el 40, y que allí compraban salame y mortadela cortada a cuchillo para la cena. Era entonces el almacén y despacho de bebidas de los hermanos Daniel y Saúl Basso,uno de los tantos negocios de la zona. Otro comercio afamado por otras circunstancias, fue la carnicería y verdulería de Beccacece, donde uno de sus repartidores supo ser Alberto Olmedo, que a su vez sejuntaba en otro mítico bar de la ciudad, “El luchador”, todavía abierto, en Francia y Salta.
Después de los picados intensos en calle Vera Mujica, pedían la doble de medio litro de chopp, y sentadosa horcajadas hablaban de Gardel y de Magaldi, de los partidos de fútbol profesional que se avecinaban (la barra se reunía sobre las vías a putear a los hinchas de River o de Boca que pasaban con eltren). Sentados en el mármol de las ventanas del bar, mirando pasar a las fabriqueras de Minetti, sin decirles nada.
En esas mesas tejían la filosofa austera y cabal de la calle, los códigos de un...