Barras bravas del fútbol
En toda Latinoamérica, que García Canclini define como “escenarios caóticos de mercados informales donde las multitudes tratan de sobrevivir”, se presenta el problema de violencia enel fútbol.
Cada clásico es una nueva oportunidad en la que hay numerosos detenidos y varias decenas de heridos. Es tan común que se toma como un hecho normal. En Colombia cada tanto se escucha de unenfrentamiento en las tribunas. En Perú, hace 3 semanas, falleció una mujer que se dirigía a su casa y se subió al mismo colectivo en el que viajaba una turba que iba a la cancha.
En San Martín deTucumán, los jugadores fueron amenazados con armas y hubo tiros al aire, pero ninguna denuncia. El plantel de Racing Club intenta pacificar la situación con la hinchada, pero días después aparecen pintascomo “Hay balas para todos” o “Pongan huevo o al cajón”. Todo por seguir en primera (“Permanencia o muerte”).
El poder que han acumulado no pasa desapercibido. En las últimas semanas se habla de unacuerdo entre el gobierno y diferentes hinchadas de 12 clubes de primera. La gestión K entregaría 280 pasajes al mundial –todo incluido, por supuesto–a cambio de apoyo publicitario en las canchas yasistencia (con toda la patota) a las marchas. Ello explicaría las banderas de “Hinchadas Unidas Argentinas” acompañada del símbolo VK (“Vuelve Kirchner”).
En el Superclásico jugado en mayo, las barrashabrían recibido 130 mil pesos por mostrar banderas pidiendo al Grupo Clarín “fútbol gratis para todos” (que, finalmente, no fue gratis, ya que para muchos del interior del país hay que tener...
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