barras bravas en colombia
La intolerancia
1ra pg
El fútbol en sí mismo no genera violencia, sino alegría, emoción. Hay una violencia social, sobre todo urbana, que encuentra en la popularidaddel fútbol un canal ideal para expresar su agresividad.
¿eran barrasbravas también...?)
La erradicación de la violencia no está en manos de la dirigencia del fútbol. Error. Es el Estado quienposee las herramientas para hacerlo: las fuerzas de seguridad, el Congreso, que sanciona las leyes, y la justicia. A la Nación le corresponde velar por la seguridad interior.
Los dirigentes de lafederación y de los clubes sí pueden colaborar. Y deben hacerlo, naturalmente. Pero sus posibilidades de éxito son ínfimas.
Algo similar ocurre con los periodistas. Debemos comprometernos informando sobrelos hechos de violencia relacionados con el fútbol, si acaso investigando, pero hay un límite: el periodista no puede ir a enfrentar a estos salvajes, reducirlos y arrestarlos. Tampoco sancionarlos.Son los estamentos del Estado los encargados.
Ni siquiera son hinchas, son simples delincuentes que en lugar de asaltar un banco ven en el cándido fútbol un filón extraordinario del cual puedenobtener ganancias millonarias sin trabajar. Pero mientras el Estado mire hacia otro lado, asolarán el fútbol, se servirán de él.
Sí estamos a favor de crear una conciencia de paz en los estadios, en susalrededores. Una gran idea es lo de declararlos “territorios de paz”. Es un simbolismo fuerte que haría más condenables los actos violentos.
2da pagina
Si algo ha caracterizado el debate en torno alas barras ha sido su homogeneidad, su falta de imaginación y la inmediatez del análisis, causados por la urgencia de acabar con los actos de violencia que enturbian el “buen nombre” del fútbol.Por estos días se han dicho tantas cosas sobre las barras bravas que el asunto parece agotado. Sin embargo las diferentes voces parecen coincidir en una cosa: la violencia en el barrismo colombiano...
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