bartolome

Bartolomé de Las Casas: Herencia y Utopía.

Sobre tu corazón me pon por sello,
amada, y sobre el brazo y en tu cuello.
Ansí como la muerte es el amor
duros como el infierno son los zelos,
las sus brasas son fuego abrasador,
que son brasas de Dios y de sus cielos,
muchas aguas no pueden tal ardor
apagar, ni los ríos con sus hielos;
el qu’ ... este amor alcanza ha despreciado
quantohaber este mundo le ha enviado.
(Cantar de los cantares, versión en octava
rima por Fray Luis de León)

Introducción: la religión como herencia.
En un interesante análisis sobre la relación entre utopía y religión, el filósofo
alemán Ernst Bloch, toma como punto de partida la crítica de Feuerbach para
desarrollar lo que él llama una «antropologización» de lo divino.1 Esta lecturacrítico-histórica de la religión supera lo que sería una posición puramente
negativa y rescata algunos aspectos que, desde su punto de vista y en una
perspectiva secular, constituirán una herencia de la religión que debe ser
preservada, para que los seres humanos caminen en un proceso de liberación
hacia la realización plena de sí mismos.
Este acercamiento, se ocupa del papel sociopolítico de lareligión y, sobre todo,
de los contenidos utópicos contenidos en ésta y que permiten a los seres
humanos abrirse a una existencia que trasciende y supera la realidad
inmediata, estos contenidos utópicos, presentes en la religión, son: el anhelo
de trascendencia y la necesidad de esperanza.
Desde esta perspectiva, la religiosidad, particularmente aquella «del mesías y
del Reino», permite vislumbraruna posible humanización del Deus creatur, la
posibilidad del ens perfectissimum, ya no fuera, sino en la historia misma: el
rostro humano perfectible, el homo absconditus, una cierta forma de
trascendencia, aunque no «hacia arriba»; sino «hacia adelante», como
anticipación de un final utópico, el misterio “que todavía se oculta, aquel
humanum que por el salto del «completamente otro», esdistinto del humanum
conocido y de su mundo inmanente-tradicional».2
La posibilidad del Reino se instaura en el destino ético de la comunidad y el
contenido de esperanza del ser humano que se abre camino hacia lo
«completamente otro» a la posibilidad de un nuevo mundo. Por otra parte, nos
señala Bloch, la humanización de lo divino en el cristianismo tiene alcances
aún más radicales, por su“tendencia propia hacia abajo, hacia los pobres y
1

Bloch, Ernst. “Creciente intervención humana en el misterio religioso”, en, El principio
esperanza, vol. III, Madrid, Trotta, 2007. pp. 292-438

2

Ídem, p. 306.

menospreciados [contiene también] una rebeldía hacia lo alto.”3 Está de más
abundar en las implicaciones y compromisos sociopolíticos que esta
perspectiva crítico-éticagenera.
Retomo esta perspectiva, porque en el nexo entre compromiso cristiano y
utopía, encontramos aspectos interesantísimos que constituyen un rico legado
al pensamiento social y político de nuestro tiempo. Por otra parte, sobra decir
que la integración de lo que hoy llamamos América y la configuración del
mundo como globus, significó en el siglo XVI la reactualización de los
contenidosutópicos del cristianismo, luego que éstos se habían anquilosado en
una religión de Estado de la cual se fortaleció una línea de renovación ante la
experiencia de una alteridad cultural radical que, para los espíritus críticos
como el de Las Casas, rememora y renueva la condición de desposesión y
opresión de la iglesia primitiva y de los primeros cristianos.
En este sentido, Bartolomé de Las Casas,es un personaje paradigmático que,
a mi parecer, ilustra más que todos los personajes de su tiempo, el legado
testimonial de lo que, siguiendo las ideas que se han expuesto con
anterioridad, podríamos llamar «la religión como herencia» en, al menos, cinco
aspectos:
i. por su crítica ética ante las condiciones de opresión y explotación;
ii. por su militancia práctica y compromiso...