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“CONSEPTO DE POLITICA “
DIANA MIREYA LOPEZ TORRES
ESTUDIANTE
RAUL HUMBERTO BAUTISTA PEREZ
DOCENTE
UNIVERSIDA PEDAGOGICA Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y ADMINISTRATIVAS
ESCUELA DEN ADMINISTRACION DE EMPRESAS
TUNJA
2013
Pantallazos
Gestión pública y moral política: Laecuación dinero y política ha ido moldeando una percepción del quehacer público-estatal negativa, disociada de cualquier principio básico de servicio. Ser político o formar parte de la administración pública, para el conjunto de la población, es sinónimo de corrupción y abuso de poder. Pero lo sobresaliente de esta situación es que sin distingo de filiación política, derecha o izquierda, losprofesionales de la política son asiduos actores de escándalos políticos. Algunos más documentados que otros, con mayor o menor seguimiento por parte de los mass media, pero con la constante de inspirar una imagen del político profesional cargada de mezquindad y ambiciones personales, misma que por obvias razones les ha significado ocupar los últimos niveles en la escala de confianza de losciudadanos.
Hoy en día tanto en México como en buena parte de las sociedades del orbe se vive con el síndrome de los escándalos políticos. No falta la ocasión para que sea por televisión o a través de los diarios, que se tenga noticia de alguna maniobra abusiva por parte de los políticos en materia de dinero o del poder. De esta manera, la ecuación dinero y política ha ido moldeando una percepción delquehacer público-estatal negativa, disociada de cualquier principio básico de servicio. Ser político o formar parte de la administración pública, para el conjunto de la población, es sinónimo de corrupción y abuso de poder. Ciertamente hay los suficientes incidentes para alimentar esta imagen, sin embargo la existencia de algunos o varios casos no puede llevarnos a calificar esto como unageneralidad, y mucho menos como una ley.
Pero lo sobresaliente de esta situación es que sin distingo de filiación política, derecha o izquierda, los profesionales de la política son asiduos actores de escándalos políticos. Algunos más documentados que otros, con mayor o menor seguimiento por parte de los mass media, pero con la constante de inspirar una imagen del político profesional cargada de mezquindady ambiciones personales, misma que por obvias razones les ha significado ocupar los últimos niveles en la escala de confianza de los ciudadanos. Una condición de desafecto político expresada en abstencionismo electoral, apartidismo y formas de participación alternas a través de organizaciones no gubernamentales.
Pero si bien éste es un fenómeno mundial, es de subrayar que su mayor incidencia seregistra en los países de reciente cuño democrático como los de América Latina, donde sus habitantes manifiestan su desencanto hacia la institucionalidad política, pues se sienten defraudados de los políticos que prometieron grandes beneficios para todos, pero éstos al final parecen ser los únicos ganadores. Y un sentimiento de agravio se acrecienta cuando los políticos son exhibidos por losmedios de comunicación disfrutando de la prosperidad que la mayoría no tiene. Pero, ¿qué pasa? ¿Por qué tan estrepitoso desplome de una labor vital en la fabricación de los perímetros básicos de coexistencia social?
Tal punto es de peculiar importancia, luego de que después de las virulentas reformas de primera generación, cuyo principal eje recayó en las estructuras económicas, ha quedado un vacíode legitimidad respecto a los límites y alcances de los actores participantes en la esfera política. De esta suerte, las reformas de segunda y tercera generación requieren no dejar en el olvido el tema de la ética política, proyectando su relevancia en los derroteros de la aún inconclusa reforma del Estado. La correcta resolución de este nexo necesariamente coadyuvará a estabilizar los márgenes...
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