basta ya colombia
las formalidades jurídicas y el lenguaje judicial en las interacciones sociales, sean o no violentas, entre habitantes del territorio nacional. Esta tradición combina paradójicamente el respeto a las formalidades jurídicas
con prácticas sociales de incumplimiento de reglas repetidas a gran escala,que pasan muchasveces por la instrumentalización de las instituciones y del lenguaje judicial con fines no jurídicos. Así mismo, el legalismo ha servido
a veces como una forma de encubrimiento ideológico de exclusiones e impunidades intolerables, eficaz a la hora de desviar las demandas y luchas sociales de sus potencialidades verdaderamente transformadoras.
Finalmente, y a pesar de estas tensiones, la tradiciónlegalista constituye también un activo de la democracia colombiana que, en contraste con otros países latinoamericanos, le ha permitido evitar caudillismos y autoritarismos.
Ejemplo de esto último ha sido la intervención más activa de las altas cortes colombianas en la protección de los derechos —incipiente antes de la Constitución de 1991 y muy importante desde entonces—, lo
que a su vez haimpulsado, no sin riesgos y contradicciones, transformaciones progresistas de nuestras instituciones democráticas.
Un segundo elemento es la independencia relativa de la rama jurisdiccional en relación con otras ramas del poder público, al menos si se la compara con la precaria independencia judicial en la mayor parte de
América Latina. Este elemento está relacionado con la larga historiacolombiana de control judicial a medidas legislativas y fue apuntalado —aunque de manera ambigua, pues sentó las bases de perversas prácticas
clientelares en la rama—, por el Plebiscito de 1957, que estableció el mecanismo de cooptación para la elección de los funcionarios de la rama judicial. Debido en parte a esta tradición de independencia, en ciertas
ocasiones la justicia ha opuesto eficazresistencia tanto a tendencias caudillistas que amenazaban la continuidad democrática como a fenómenos de macrocriminalidad que han conseguido capturar hasta cierto punto
otras instituciones del Estado. Es importante, sin embargo, no sobreestimar la importancia de la relativa independencia judicial, pues lo cierto es que la igualmente histórica debilidad de la justicia —debido algunas
veces a laprecariedad de sus recursos investigativos, otras a las condiciones de seguridad en las que trabajan sus funcionarios y otras más a prácticas corruptas que desvían al aparato judicial del cumplimiento de
sus funciones— la condena a tener graves problemas de eficacia de cara a los múltiples desafíos que plantea una guerra degradada como la nuestra. Las altísimas cifras en materia de impunidad y la enormevariedad
de mecanismos de impunidad documentados por el gmh en relación con delitos de gran impacto como son las graves violaciones a los Derechos Humanos y las infracciones al Derecho Internacional Humanitario
cometidas en el contexto del conflicto armado interno colombiano ilustran la precariedad del aparato judicial en materia de eficacia.1 En cualquier caso, los graves problemas que enfrentala justicia penal en materia de eficacia no la vuelven irrelevante. Prueba de ello es la constancia y masividad con la que sus funcionarios son atacados con el
fin de impedir que se lleven a cabo investigaciones rigurosas y juicios justos. Si, como a veces se ha sugerido, la razón por la cual se mantiene la independencia de la justicia fuera que nadie cree que sea capaz de cumplir
su...
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