Basura

Páginas: 17 (4054 palabras) Publicado: 16 de octubre de 2012
Antología de cuentos






Eduardo Nieto Morales

ÍNDICE
* “Cuentos de terror”
-“Quiero la Muñeca Embrujada”
-“En la Carretera”
-“Mientras Duermes”
* “Cuentos de ciencia ficción”
-“Ojos Galácticos”
-“El Renacer de laTierra”

* “Cuentos de Drama”
-“Tu Futuro Inmediato”
-“La Tumba”
* “Cuentos de Fantasía”
-“La Leyenda del Hombre de Piedra”
-“Rip Van Winkle”
* “Cuentos de Amor”
-“Dimelo”




Quiero la muñeca embrujada.
Después de cometer su fechoría, Sebastián mantuvo un perfil bajo por varios días.
Esaactitud no era común en él, y sus padres desconfiaron, interrogándole varias veces,
pero el niño se mantuvo firme, y decía que no había hecho nada.
“Nada buenos habrás hecho”, le decía su padre, “Ya nos vamos a enterrar”.
Cuando la cosa se calmó, cuando la mirada desconfiada de sus padres se hizo menos frecuente,
Sebastián se dispuso a gastar el dinero que había robado, “encontrado” segúnél, sobre una
mesita en el hogar de ancianos donde vivía su abuelo.
Dando saltitos de alegría fue hasta la tienda de antigüedades. No sabía por qué pero le gustaban
las cosas viejas. Camino a la escuela, siempre se detenía a mirar desde afuera, la cara y las manos
pegadas a la vidriera, contemplaba por un rato las cosas de los estantes.
Estaba por entrar cuando vio a Andrés, su enemigo desdehacía tiempo, ya no recordaba por qué.
Los dos intercambiaron unos insultos que horrorizaron a una señora que pasaba por allí. Después
Andrés siguió su camino y Sebastián entró a la tienda, cada uno convencido que había ganado el
duelo de insultos.
El dueño de la tienda de antigüedades, un viejo alto y delgado, más viejo que la mayoría de las
cosas que había allí, examinaba un objeto bajouna lupa. Al notar a Sebastián buscó si alguien
más había venido con él.
- Buenas tardes niño - saludó el viejo - ¿Y tus padres?
- Buenas. Mis padres están en la casa, vine solo, pero tengo plata, que ellos me dieron. - y le
mostró el fajo de billetes que abultaban su bolsillo.
- Bien, pero no revuelvas mucho, mejor, no toques nada. Si te gusta algo me avisas.
Las últimas palabras delviejo Sebastián no las escuchó, ya se había internado en el laberinto
de aparadores, estantes, y muebles.
Buscaba algo pequeño, algo que pudiera atesorar sin que sus padres lo notaran, que pudiera
esconder fácilmente, como a las revistas que tenía.
Allí había todo tipo de cosas: grandes, pequeñas, desde pesados muebles a delicados adornos,
fonógrafos, retratos, y muñecos, muchos muñecos.Al terminar de bordear un armario, quedó frente a una gran muñeca de madera, de su mismo
tamaño. Tenía puesto un vestido de niña, su cara estaba pintada de blanco, y tanto la pintura
como la madera estaban agrietadas; eran unas grietas diminutas como arrugas, lo que la
hacía parecer una anciana. Tenía pelo blanco y parecía ser humano, sus ojos eran celestes y
muy realistas.
Sebastián lamiró con detenimiento. Echó el cuerpo hacia atrás cuando la vio hacer un
movimiento con los ojos. Enseguida la muñeca giró levemente la cabeza hacia él, y levantando
los brazos a la altura de los hombros los extendió apuntando a Sebastián.
Cuando la muñeca dio unos pasitos rápidos hacia él, Sebastián salió como despedido por un
cañón, y de milagro no chocó con algo en su huída.
Al verlo salirel viejo sacudió la cabeza “¡Estos niños de ahora…!”
Por la noche, acurrucado en su cama, Sebastián revivía mentalmente su aterrador encuentro, muy
a su pesar, pues la sola evocación le producía terror.
De repente se le ocurrió algo, y sonrió bajo su frazada.
Durante el día fue nuevamente a la tienda. Sin darle tiempo a que el viejo reaccionara, y lo corriera,
puso el dinero sobre el...
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