Batalla De Cepeda
Las aspiraciones unitarias de liderar con la provincia bonaerense la unificación del país no caducarían ante las amenazas de invasión, las presiones y las distintas instancias de negociación. Es más, hacia fines de la década de 1850, se reforzaba la intransigencia, con el protagonismo de Adolfo Alsina.
Finalmente, los acontecimientosfueron forzados de forma que el enfrentamiento armado se hizo inevitable. Hacia abril de 1859, el Congreso de los confederados ordenó a Urquiza a reincorporar a través del diálogo o las armas al territorio bonaerense. Del lado porteño, se dispuso la invasión de Santa Fe, a cuyo cargo se encontraba el jefe militar, Bartolomé Mitre.
Finalmente, el 23 de octubre de 1859, la suerte le sonrió alnumeroso ejército confederal, que sorprendió a las fuerzas porteñas, las venció y persiguió hasta Buenos Aires. Tras la batalla, se iniciaron las negociaciones que culminaron con la firma del Pacto de Paz y Unión en San José de Flores, que puso fin la segregación de la provincia de Buenos Aires e inició el proceso de su reincorporación a la Confederación Argentina.
Sin embargo, las condiciones fueronfavorables a Buenos Aires, dándose tiempo esta provincia para hacer valer su mayor peso económico y reorganizarse para rechazar la incorporación, dando lugar, dos años más tarde, a la batalla de Pavón. Buenos Aires, perdedora nuevamente en la batalla, vería su proyecto triunfar, encabezando la unificación hacia 1862, cuando Mitre sería electo presidente.
En rememoración del triunfo confederalen Cepeda, en octubre de 1859, recordamos la actuación de ambos bandos y las posibles causas de su resultado.
Fuente: Cárcano, Ramón, J., Del sitio de Buenos Aires al campo de Cepeda (1852-1859), Buenos Aires, Imprenta y casa editora Coni, 1921, págs. 727-736.
La batalla de Cepeda y el encuentro fluvial de San Nicolás ofrecen circunstancias y resultados tan extraños, que siempre seprestaron a la conjetura y la discusión.
El general Urquiza, como se ha visto, al frente de sus escuadrones de caballería triunfantes, atravesó el arroyo de Cepeda y se detuvo a dos tiros de cañón del ejército de Buenos Aires. Allí permaneció cinco horas, pie a tierra, sin suficientes municiones, esperando la reincorporación de su infantería y artillería, todos los recursos de su parque, retardados aretaguardia.
Mitre, preparado para el combate, permaneció en la inacción. No conocía el número ni las circunstancias momentáneas del enemigo, o carecía de confianza en el propio ejército, herida su imaginación por el reciente contraste de su caballería, que “no se hallaba bien dispuesta a la pelea”.
El ejército de Buenos Aires no salió de su plan de “batalla defensiva”. Mitre no creyó“posible ni prudente” otra actitud. La superioridad numérica del enemigo le impidió “ejercer una acción directa de iniciativa”, según su expresión. Este concepto le privó llevar un ataque rápido y decisivo que hubiera obligado a Urquiza a repasar el arroyo de Cepeda, buscando las municiones de su parque y el resto de su ejército. No habría sido una derrota, pero sí un contraste de gran alcance moral,reparador de la fuga y depresión sufridas, de consecuencias capaces de llegar a comprometer los resultados definitivos. Escapó al ejército de Buenos Aires el único instante afortunado para asestar un golpe que pudo causar el descalabro.
Sorprende cómo el general Mitre ha podido batirse después durante dos horas, arrollar a la derecha enemiga, y quedar firme sobre su campo hasta resolver su...
Regístrate para leer el documento completo.